En Pinedo hay dos zonas de restaurantes: la carretera y la playa. En la playa y con unas zonas habilitadas para aparcar existen varos locales con mayor o menor tamaño, especializados según dicen, en arroces y tapas clásicas de playa.
Este local, de gran tamaño, capaz de albergar eventos, dispone de una parte al exterior cubierto (para fumadores) en el límite del paseo marítimo que se inicia con la desembocadura del nuevo cauce del río y que se continua hacia El Saler.
Mesas de madera, manteles individuales, copas y cubiertos bastante básicos. Servicio de mesas eficiente aunque desbordado en momentos puntuales, con demasiada prisa en retirar las copas al final de la comida que hacen que en un descuido te quedes sin ese final de la copa de vino para el último sorbito.
Empezamos por unas cervezas, claritas y un fino para los seis; el fino no había y al final se cambió por un vermut que vino ya servido de cocina y de padre desconocido a pesar de preguntarlo expresamente y de pedir descartar alguna marca archiconocida, por lo que debo suponer que "me lo colaron".
Entrantes al centro: aparte de ensaladas, hay los clásicos de la playa y unos 12 más consistentes hasta llegar al steak tartar
. fritura de calamar: un buen calamar, rebozado y frito perfectamente. Recomendable.
. chipirones con pisto negro y base de patatas: servidos con patatas cocidas (recalentadas) y verduras. Los chipirones duros, correosos. Nada recomendable.
. tellinas: pequeñitas, sin arena, bien hechas, con algo de limón y nada más.
Principales y encargado anticipadamente: arroz que para eso somos "el grupo del arrocito".
Hay unos 20 arroces diferentes entre 10 y 16€ (salvo el de bogavante s 21€). Elegimos tres raciones de 2 tipos diferentes para compartirlos. Al solicitarnos como los queríamos, nos advierten que, aunque el más contundente resultará el meloso y estaría mejor al final, la paella aún no está y que lo servirán al revés ¿?. Hubiera preferido no saberlo.
Los arroces fueron:
. arroz meloso de rape, cigalas y alcahofas: buen punto de arroz, bien los tropezones, fondo aceptable.
. paella valenciana: muy falta de verdura en cantidad y calidad, bien de cantidad de carne, regular de fondo, buen punto de coción del arroz. Bien por el cocinero, mal por elencargado de la compra.
Postres varios al centro a compartir. Bien presentados excepto el vaso de moka:
. explosión de chocolates (x2): más aparente que sabroso por la calidad de la materia prima.
. tarta de violeta: lo mejor. Bien de sabor, nada empalagosa, recuerda los caramelos con sabor y forma de violeta.
. vasito de moka y galleta: a la vista no lo cogerías pero está bien hecjho y resulta agradable.
. blue Velvet la ferrera: servida sobre una madera y con unas perlas encima, es una tarta de color pitufo que no sabe a nada. Para olvidar.
Los vinos, con un servicio de dejar en la mesa y nada más; al menos se cambiaron las copas para el tinto:
. Beberás de la copa de tu hermana: servido poco frío y la camisa no logró ni mantener la temperatura. Un buen vino que se quedó demasiado alcohólico y denso.
. Sincronía: un multivarrietal de Mallorca que nos gustó
También un par de aguas grandes. Unos cafés variados y buenos en general, servidos, por cortesía de la casa, junto a unos miniporrones de una mistela más que aceptable y unos petis fours navideños (ciruelas pasas y dátiles).
Sensación final: hacen bien la paella, pero escatiman en ingredientes, pareciendose más a local turístico que a un especialista para tomar una buena paella valenciana y además debe competir con otros muchos locales cercanos.