CANSECO Y MESTEÑO es el espacio gastronómico recién abierto en el Hotel NH Collection Palacio de Tepa, situado en un precioso palacio decimonónico, al lado de la Plaza Santa Ana, en pleno centro de Madrid.

Al frente del proyecto se encuentra Jesús Almagro, que se ha trasladado desde Piñera junto con todo su equipo. El luminoso y lujosamente decorado local, que ocupa toda el ala sur de la planta baja del palacio, se divide en dos espacios, un restaurante gastronómico (Mesteño), y una barra informal (Canseco), que fue la que probamos, pues el restaurante, donde se servirá menú degustación, todavía no está abierto al público.

En esta zona hay una enorme barra con cocina vista, media docena de mesas bajas y una gran mesa alta de madera comunal con banquetas donde nos acoplamos, para disfrutar de la cocina vista. Carta informal, dividida en varias secciones, tapas clásicas junto con platos más innovadores, platos de puchero, marisco de concha, alguna carne y algún pescado.

Aperitivo de avellanas garrapiñadas saladas caseras. Con intención de comer de tapeo, pedimos varias cosas a compartir:

Mejillones gallegos, de buen calibre, en escabeche de cítricos. Estaban muy buenos, aunque hubieran mejorado si hubieran estado un poquito más atemperados, pues todavía conservaban el frío de la cámara.

Pochas con langostinos, tiernas y en un sabroso caldo. Servidas en una cazuela de hierro con una tapa de madera para conservar el calor. Excelentes.

Jarrete de cerdo lacado con boniato y cúrcuma. Asado a baja temperatura. Carne tiernísima, que se separaba del hueso sólo con el tenedor, acompañado de puré de boniato y una reducción de salsa del propio asado. Una delicia.

De postre una tarta de chocolate “en copa”, más bien un mousse de chocolate en diferentes texturas, correcta.

La carta de vinos del restaurante promete ser enciclopédica. En esta zona informal hay una versión reducida de la misma, de la que escogimos un tinto de Madrid, Las Retamas, como siempre muy rico.

Acabamos bastante llenos y eso que tenemos buen saque. Las raciones son generosas. Con tres platos comen dos personas perfectamente. Servicio amabilísimo, atento a rellenar la copa y explicando los platos. En la cocina de la barra se terminan los platos, es muy entretenido ver el trabajo del cocinero. Pagamos 65 euros por todo, muy buen precio. Nos da la impresión que va a ser una de las aperturas más sonadas de la temporada. Para volver y recomendar.