Restaurante S. Bartolomeo en Venecia
Restaurante S. Bartolomeo
País:
Italia
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:
Vino por copas:
Precio desde:
20,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
20 €
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
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Comida COMIDA
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Precio medio entorno ENTORNO
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RCP CALIDAD-PRECIO
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Opiniones de S. Bartolomeo
OPINIONES
1

Rosticceria, tavola calda, ristorante, pizzería… Todo eso es este S. Bartolomeo. Me gusta ese concepto de rosticceria, y me gusta también el de tavola calda.

No podía despedirme de mis valoraciones de Venecia sin dejar constancia de este curioso negocio en el corazón de San Marco, cerquita de Rialto, en unas callejuelas casi impracticables, ahí, en un constreñido chaflán, a pocos metros de nuestro alojamiento, pegado a Campo de San Bortolomio.

Entramos un día a tomar un prosecco y nos gustó tanto que repetimos. Pasábamos todos los días por la puerta y lo mirábamos con cariño. Así que el último, pecamos de nuevo.

El caso es que es multiusos, yo lo que aquí cuento, que es lo que probé, es la barra, en la que se agolpan bandejas de diferentes frituras, de bacalaos elaborados de distintos modos, de ensaladas, de raciones varias…

Como decía, tienen la barra llena de bandejas de diferentes frituras: zamburiñas, sepia, calamares, pescaítos, pulpitos y lo que pillan cada día en el mercado. Tú pides un poco de cada, va un camarero con las pinzas pillando de aquí y de allá, y lo mete en unos hornos guapos, en dos minutos lo tienes, y en buen estado. Curioso lo de la molla de las zamburiñas en fritura, nunca lo había visto. Y me quedé sin probarlas, oño. ¿Ves? Por esperar. Carpe diem, joé.

El bacalao es algo muy típico de Venecia, y lo trabajan de mil maneras. Aquí tienen cinco, entre ellos el celebérrimo mantecado. También puedes pedir una degustación de los mismos, lo acompañan de polenta. Muy ricos.

Y el último día tomamos unas sardinas alla beccafico, que estaban de muerte, sardinillas más bien, rellenas de una picada de tomate, alcaparras, aceitunas y no sé qué más que estaba de morirse, aunque la sardina estaba mal desespinada.

Para beber, un apañao prosecco por copas, lo consumen mucho por allá, por lo que está siempre bien conservado, recién abierto. Copas maluchas.

Interesante ver desde la barra, donde estuvimos como digo, cómo van desfilando multitud de vecinos que van pillando para llevar bacalaos, sobre todo, y fritos. No sé la de bacalao mantecado que venderán para llevar.

Servicio de los de antes, y tan de los de antes, uno de ellos, que será el dueño y tiene las muñecas vendadas, probablemente esté cerca de los 80 años.

Merece la pena pararse una tarde y tomarse una copa de prosecco con un bacalao y alguna fritura. Y observar, imbuirte en Venecia interior, profunda, aunque no cubra.

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