Menuda sorpresa

Restaurante muy céntrico, próximo al casco histórico.

Carta basada en el recetario italiano tradicional SIN pizzas. Servicio muy atento y con ganas de agradar. Disponen de dos salas sencillas pero agradables, con las mesas con manteles a cuadros rojos y blancos un poco apretadas.

Cestita con un pan bastante bueno acompañando al buen aceite que nos pusieron como detalle de la casa.

Comida para 3 personas.

Entrantes:

- Risotto con porcini, salchicha y vino rojo: Uno de los mejores risottos que hayamos probado nunca. Generosa ración con abundantes trozos de setas silvestres. Una delicia de punto (el punto óptimo del arroz se alcanza en la mesa) y de sabor.

Segundos:
- Spaguetti a la carbonara con ajo y chile : Quizás la pasta más floja de las tres que pedimos pero aceptable.
- Pappardelle con ragout de jabalí y vino tinto: La carne cortada en taquitos (NO picada) muy tiernos y la salsa de tomate casero con el vino una locura. Una auténtica maravilla de plato de pasta.
- Tagliatelle con porcini, queso taleggio y salchichas: Otro plato de pasta redondo.

Hay que decir que toda la pasta es fresca y casera y que siempre nos rallaron queso parmesano Reggiano sobre los platos sin escatimar el buen queso.

Postres:
- 1 x Tiramisú casero: Uno de mis postres preferidos. Qué cremosidad, qué sabor ¡!!.

En cuanto al servicio del vino, extensísima oferta de vinos italianos incluyendo todas las regiones de Italia y con productores como Biondi Santi, Gaja o Giacomo Conterno. Precios para todos los bolsillos. Pedimos un buen vino de Giacomo Vico 2012 / Langhe DOC (al cambio unos 20€): Copas algo más que aceptables. Tienen sumiller. Para la sobremesa unas 25 grappas.

Cuenta final: 60€ (incluido impuestos, servicio 10%, una botella de agua de 1 litro y el vino).
Nota: El precio por persona indicado es lo que estimo que costaría un entrante, un segundo y postre, sin bebidas.