Nos apetecía visitor un local más informal y empaparnos de ambiente popular y este es uno de ellos. Efectivamente, se podría comparar a nuestras bulliciosas tabernas donde las cervezas van y vienen sin parar.

Gran salón con múltiples mesas de madera. La mayoría con grupos de jóvenes pasándoselo a lo grande con cervezas + chupitos de licores. Servicio más bien lento.

Oferta amplia pero con platos de perfir popular checo, incluidas sopas y variedad de salchichas.

Cena para 3 personas:

- Tartar de ternera: Textura demasiado cremosa y con exceso de ajo para nuestro gusto. Se acompañó de unas rebanadas de pan frito (sí, frito) y con unos dientes de ajo para frotar sobre el pan.

- Ensalada césar: Generosa ensalada de lechuga romana con abundantes trozos de pechuga, bacon y daditos de pan frito. Sin mucha historia.

- Muslo de pato asado: Acompañado con ensalada de lombarda ácida y manzana y las intragables albóndigas de patata (bramborovým knedlíkem) aromatizadas con mantequilla. No estuvo mal.

- Lomo de jabalí asado: Un rulo de carne de jabalí que no entró muy bien por los ojos pero que terminó gustando gracias a la salsa espesa de cerveza negra. Se acompañó de una crema templada de espinacas y las omnipresentes albóndigas de patata. Bien.

- Codillo de cerdo asado (pečené vepřové koleno): Mi mujer volvió a intentarlo con este clásico pero volvió a fallar. De generoso tamaño pero demasiado hecho, por lo que la carne resultó seca. Se acompañó de rábanos picantes, una salsa de mostaza y la ensalada de lombarda ácida. Mal.

No tomamos postre.

No creo que se deba puntuar el apartado del vino en un local así. Tomamos cuatro jarras de cerveza negra muy agradable.

Cuenta final: 60€ (incluido impuestos, servicio 10%, dos botella de agua de 33cl y cuatro cervezas a unos 2€).

Nota: El precio por persona indicado es lo que estimo que costaría un entrante, un segundo y postre, sin bebidas.