Restaurante Vini da Gigio en Venecia
Restaurante Vini da Gigio
País:
Italia
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:
Vino por copas:
Precio desde:
48,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
48 €
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
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Comida COMIDA
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Precio medio entorno ENTORNO
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RCP CALIDAD-PRECIO
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Opiniones de Vini da Gigio
OPINIONES
1

Después de comer en A Beccafico, partimos del maravilloso Campo San Stefano, buscamos el no menos maravilloso Puente de la Academia, lo cruzamos y nos pateamos toíto el sestriere de Dorsoduro, hasta dar con Santa Maria della Salute. Qué planchazo nos pegamos, ya que después de unos momentos de confusión caímos en nuestro error: pensábamos que nos encontrábamos en San Giorgio Maggiore y por tanto esperábamos ver de frente el Palazzo Ducale… Y de eso nada. Veíamos, oblicuo y estirando mucho el cuello, el Campanelle. Pues nada, ahora ya no tiene remedio, otro viaje será. El regreso ya se les hacía muy canso a mis hijas, así que pillé a un gondolero que estaba en un puentecillo de Dorsoduro y negocié con él que sí, que nos montábamos en su góndola, que pagábamos la elevada tarifa, pero que en lugar de darnos el paseíto de rigor, que nos llevara cerca de nuestro apartamento. Queeeeeeeeeé cosa más bonita lo del paseo en góndola. Tiene algo especial. El gondolero cruzó el Gran Canal y serpenteando canalillos atravesó San Marcos hasta dejarnos en Rialto. Inolvidable.

El plan de esa noche era cenar de tapeo en el sestriere de Cannaregio. ¿Cenar de tapas en Venecia? Sí, amigo, se puede. Empieza por Fundamenta dei Ormesini y sigue por toda la Fondamenta della Misericordia. Y ahí encontrarás bacaris y podrás tomar cicchetti junto a un canalillo (fondamenta es el nombre que le dan los venecianos a las calles o avenidas que tienen agua a uno de sus lados). Una delicia, pero al tercero mi familia me dijo que llevábamos todo el día andando y que les apetecía sentarse en algún lado. Así que, mirando el plano, observé con alegría que uno de los lugares que nos habían recomendado “nativos” estaba ahí mismico: Vini da Gigio. Llamamos y había sitio. ¡Tooooooooooma!

Más rápido que deprisa, nos topamos con Vini da Gigio (literalmente te topas, porque derrepronto la calle uniforme hasta entonces, se abre hacia el canal invadiendo la fundamenta).

Justo, oye, lo que buscábamos. Un lugar rollo osteria, había buena carta de vinos, muchas referencias regionales…

Es acogedor, rústico, con aire de solera. Cálido, clásico. Las mesas bastante juntas, justo el espacio entre comensales, sin resultar agobiante.

Cocina clásica veneciana, de mercado.

Vamos, vamos!!!

Un andaluz residente en Venecia que conocimos tomando vinos esa tarde nos dijo que preguntáramos por Picchio, un camarero que hablaba castellano y que era muy majo. Pos nada: ¿Está Picchio? Sí, ahora le llamamos. Y, de la mano de Picchio, todo fue rodado.

Bacalao mantecado con polenta

Antipasto

Moeche fritos

Taglioni con granseola

Rape plancha con polenta

Tiramisú

Una cena la mar de agradable e interesante, muy genuina. Cocina sin pretensiones, elaboraciones y técnicas clásicas venecianas.

Me sedujo probar el bacalao mantecado, algo muy muy veneciano, es como una pasta-crema hecha a base de bacalao desalado cocido en leche, la leche sobrante, anchoas, perejil y ajo, al que suelen acompañar con algo tan de allá como la polenta, y que se consume frío. Los antipasti, muy buenos, como siempre cuando son marineros, en este caso llevaban además de los típicos marinados, unas zamburiñas a la plancha y un buen buñuelo de bacalao. Los moeche, muy valorados por los venecianos, resultaron ser algo destacable y delicioso, se trata de pequeños cangrejos de mar capturados en el momento en el que mudan el caparazón, de modo que se comen enteros, rebozados y fritos, qué locura. Cómo no, algo de pasta, taglioni en este caso, con granseola (araña de mar desmigada), y de nuevo al más rabioso dente, muy, muy buenos, pedían picante a gritos, pero por aquí no se estila. El rape, cómo no también, fresco y demasiado hecho, dos constantes en Italia. Y el tiramisú, feote, pero muy rico (no sé si incluso decir que mejor que en Algiubagio, Joaquín jeje).

Le pedimos a Picchio un blanco con fundamento (tienen una estupenda oferta de vinos, aquí saben de vinos) y nos sacó un Terlan Pinot Bianco 2014 Alto Adige DOC que fue el blanco que más nos gustó en toda nuestra estancia. Un blanco carnoso, maduro, envolvente, con matices de pera en sazón, té, peladura de mandarina, membrillo, y un largo amargor final.

El servicio, amable, cercano, “casero”.

Un lugar recomendable para degustar la cocina típica veneciana y beberse un buen vino en un entorno rústico cuidado.

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