Repasando entradas antiguas en esta web, he encontrado el restaurante Carles Antoner en la población de Cistellà donde se dice que està cerrado. Posiblemente se ha trasladado a esta nueva dirección en Lladó justo frente al celebrado Can Kiku que cerró ya hace unos cuantos años.
El restaurante está ubicado en la plaza en una de las antiguas casas de piedra, dispone de una pequeña terraza donde tomar un vermut al calor del sol de este plácido invierno antes de pasar al comedor.
Un comedor acogedor, con pocas mesas, paredes de piedra y vigas de madera, mesas vestidas con mantel blanco, con camino de mesa de color granate, cubertería y cristalería de buena calidad.
Carta reducida y un par de recomendaciones fuera de carta tanto de primeros como de segundos.
Buena atención de todo el personal tanto a la recepción como durante todo el servicio de comida.
Como aperitivo nos sirvieron brócoli en vinagre y un allioli hecho en casa con el puntito de ajo que a mí me gusta, estaba tan rico que pedimos repetir, estaba fenomenal untado en el pan que es de elaboración propia.
Al advertirnos de que las raciones eran generosas y teníamos intención de pedir arroz, nos inclinamos por pedir un solo plato de primero y compartir.
Fué una de las recomendaciones que estaban fuera de carta, calamar a la plancha, cortado en rodajas y acompañado de un guiso de patata y alcachofa. Muy rico.
Seguimos con arroz con sepia, buena cocción del arroz, buen fondo y buen sabor.
No tomamos postres, creo que falla la carta de postres, no encontramos nada atractivo.
Acompañamos la comida con un vino elaborado en Sant Martí Vell que está dentro de la DO Catalunya, Montrodó blanc 2014 elaborado con cepas de origen francés de las variedades Petit Manseng, Roussane i Viognier, que era desconocido por nosotros y que resultó muy fresco en boca y con notas de fruta fresca.
Una botella de agua de litro y dos cafés.