Restaurante en plena naturaleza con presencia masiva de familias, sobre todo en fin de semana, en busca de la cocina sencilla pero bien elaborada. Raciones generosas y con sabor natural, carnes a la brasa, verduras de temporada y platos de bacalao bien conseguidos.
Servicio rápido y correcto, carta de vinos estándar y copas justitas pero corresponden perfectamente al tipo de local.
Calçots, Guisantes del Maresme, Perdiz estofada, Pies de cerdo, Bacalao con judías y cebolla de Figueres, Coca de Llavaneras y cafés todo por 90€ cuatro personas, con vino de la casa mas que correcto.
Solo se permite fumar en las mesas ubicadas en la terraza.

Restaurante familiar de cocina tradicional catalana y de mercado. Carnes a la brasa (brasa de carbón de verdad) y guisados. Materia prima de excelente calidad. En temporada calçots y alcachofas y unos guisantes como nunca he provado antes. La última vez fuimos 3 y comimos una excelente tortilla de calabacín y cebolla, caracoles guisados, tostada con escalivada y anchoas, pollo de payés con ciruelas y piñones y bacalao con judias del ganchet y cebolla de figueras y un memorable solomillo. Postres artesanales y algo clasicos. Relación calidad precio muy aceptable. Hay una terraza con buenas vistas pero sule estar llena, no reservan mesa. Carta de vinos muy clásica (Cune, Caceres, Riscal, Ardanza, Arienzo, Valoria, Gama Torres con Mas La Plana, Viña Mayor, algun somontano y a destacar Vallformosa Masia freye i Mas la roca) a precios muy competitivos. Las copas no son ninguna maravilla pero son correctas. Raciones completas. Vale la pena la visita, volveré.