De nuevo cena de grupo alojado en el hotel aunque en esta ocasión con varios matices reseñables que mejoran el resultado.
En primer luegar los aperitivos se toman tipo coctail fuera del local, en las terrazas exteriores mientras va escondiéndose el sol allende de los mares, en un paisaje bucólico.
En segundo lugar, y aun siendo un menú pactado, la calidad del producto fue muy destacable, así como el servicio en sala.
Los aperitivos:
lascas de lomo ibérico con regañas, gazpacho de fresas con gambas, mojama en contraste de melocotón y foie, queso de cabra al romero con grisinis de sésamo, bombón de foie con gominola de Pedro Ximenez y compota de piña, croquetas de sepia y tinta con mahonesa de pomelo, tortillitas de camarones y fritura de chocos con espuma de limón (servida en mesuritas de papel).
Todo de buena calidad menos las tortillitas que estaban algo gomosas, aunque quizás influenció que veniamos de comer en Aponiente donde nos deslumbraron sus tortillitas.
En mesa y servido individual:
. milhojas de salmón ahumado con aguacates y langostinos tigres, aromatizado con vinagre viejo de Jerez. Bien.
. solomillo de ternera rosada, polenta de quesos de la sierra de Grazalema y cebollitas tiernas con salsa de trufa negra.
Un plato bien presentado, con una carne excelente. Muy recomendable.
. mouse de chocolate al 70% de caco con natillas, frutos rojos y celosía de chocolate. Correcto.
Para beber las consabidas cervezas, refrescos, aguas, siendo los vinos un blanco Marqués de Villalúa muy sencillo y un tinto poco sorprendente como Muriel Crianza. Cafés y las clásicas infusiones.
Destacable el tiempo de servicio y más para ser grupo. Así como el punto de carne y llegar caliente a todos.