Seguimos explorando esta zona alta de Principe de Vergara, que, básicamente por pereza, teníamos abandonada. La verdad es que no se está dando demasiado mal, de momento nos ha permitido descubrir sitios interesantes, repetibles y recomendables: Lelisé y Tilk, entre otros.

Pues hoy tocaba Kantamelade, ubicado prácticamente en la Plaza de la Republica Dominicana, dotado de una terraza que con la temperatura primaveral estaba llena.

Lo primero que llama la atención es la calidez con la que ha sido decorado el local, hace un ambiente muy agradable a la par que elegante, colores claros, mesas bien montadas con separación correcta entre ellas, si hubiera que buscarle una pega seria para la iluminación, aun siendo mediodía, la disposición de los puntos de luz no permite hacer unas fotos maravillosas, pero bueno, en definitiva, aquí se viene a comer y no a hacer reportajes fotográficos.

Lo segundo a destacar seria el servicio de sala, bien vestidos y muy bien enseñados, amables, atentos a todos los detalles, explican los platos, siempre con una sonrisa.

Carta de vinos, correcta que no extensa, con niveles de precios medios, de ella, optamos por un verdejo, no disponible en muchos establecimientos, y que nos gusta, Circe, un vino fresco y goloso, cuya cosecha del 2012 obtuvo importantes premios. Y ademas, con un precio razonable (19€)

Comienza el servicio, con un aperitivo formado por una porción de un correcto pastel de cabracho, unas nueces de mantequilla perfectas de punto y unas mini rebanadas de pan tostado para untar los elementos anteriores.

Y comenzamos con los entrantes.

- Zamburiñas gratinadas (Fuera de carta). Bicho tamaño medio, con la formula clásica, buen de sabor, pero con un defecto, en una de las zonas de la concha no ha llegado el calor del gratinado y en ella, el pan rallado ha quedado crudo, sin hacer.

- Tatin de ventresca con pimientos confitados. De lo que me había imaginado encontrar en el plato a lo que finalmente me encuentro, media un gran diferencia.

Una pieza rectangular en cuyo interior hay, - ojo que puedo estar equivocado -, una buena conserva de bonito, exteriormente, forrado con unos pimientos tipo piquillo. El sabor e incluso la estética francamente buena, pero esta excesivamente frío. A pesar de la buena temperatura exterior, parece mas un plato para el verano y no para esta época. Eso o que se les ha ido la mano con la temperatura necesaria para poder manipular el conjunto, y una vez conseguida la presentación, han olvidado llevarlo a temperatura ambiente.

Pasando a los principales.

- Merluza a la meunier. Buen plato, con una salsa suave que si hubiera llevado algo mas de perejil hubiera quedado perfecta. No obstante, plato repetible.

- Rape con bogavante, emulsión de tomate y salsa holandesa. Dos buenos trozos de rape, muy bien de punto, escasa la aportación del bogavante y muy sabrosa la salsa holandesa, ademas de generosa. Buen plato y repetible.

Pasando a los postres.

- Leche frita con helado de violetas. Dos hermosas porciones, pero con exceso de sabor a harina. Muy logrado el sabor a violetas del helado, pero con "tropezones" en su interior.

- Tatin de zanahorias. Uno esta mas acostumbrado a la Tatin clásica, de cualquiera de sus variantes (manzana, melocotón, pera, plátano, incluso tomate ), pero al ver esta presentación, se queda desconcertado. Una base de hojaldre, una capa de queso fresco y como remate, unas laminas dulces de zanahorias, enrolladas y colocadas en sentido vertical.

Estéticamente reconozco su mérito, pero aun a pesar de haber visto que esta presentación o reinterpretación, viene avalada por el mismísimo Jordi Roca, no me convence.

Cafes con hielo y petit fours, ponen punto final a esta exploración que nos deja una sensación dispar. Buena sala, buenos platos principales, algo mas flojos los entrantes y unos postres mejorables.