Muy diferente de Mercato Ballaró

Fecha de visita: 07/04/2018

Cena 4 pax.

Precio por persona: 36 euros.

Comida 6,5.

Entorno: 7.

Rcp: 6,5

Servicio: 6

Servicio del vino: -

Lo mejor: La pizza porchetta y la presa tonnata.

Lo peor: Los sabores demasiado sutiles de algunos platos.

Sábado por la noche, prácticamente lleno, solo una mesa libre. Sin doblar mesas. Local agradable, informal y luminoso pese a ser de noche y con mucho color, me gusta la decoración. Sin embargo las mesas muy juntas, hasta el punto de que en la planta superior, donde estábamos situados, los camareros tenían bastantes dificultades para caminar entre ellas.

Carta muy extensa y apetecible, no solo de pastas y pizzas, si no también de entrantes, ensaladas y arancini. Uno de los comensales es celíaco y se agradece la opción tanto de pizzas como de pasta sin gluten. Muy a tener en cuenta la apuesta por materia prima de calidad en preparaciones tradicionales, como la presa de Carrasco o el lechón “de Segovia”.

La comanda consistió en primeros a compartir y una pasta cada uno, pero como tuve ocasión de probar todos los platos, opino también de todos:

  • Burrata con caponata, muy rica, juraría que la receta de la caponata es la misma que la de Mercato Ballaró.
  • Presa ibérica “Carrasco” tonnata. Buenísima, uno de los platos de la noche. Muy buena la salsa y acertadísimo el cambio de la ternera por la presa ibérica.
  • Pizza porchetta. Lechón de Segovia, espárragos, tomate seco y aceitunas. Buenísima a pesar de estar elaborada con masa sin gluten. Habrá que volver a probar otras pizzas.
  • Fusiloni a la norma. Receta tradicional, algo escasa de sabor.
  • Tagliatelle con codorniz y trufa. Buen sabor de la codorniz, en mi opinión con exceso de nata y la trufa todavía la estamos buscando.
  • Linguine con botarga, alcachofas y tomates secos. La mejor de todas las pastas, con el profundo sabor a mar de la botarga.
  • Linguine con caballa, botarga, espárragos y algún ingrediente más que no recuerdo. Aquí la botarga tenía menos importancia en el conjunto y en consecuencia el plato era más sutil o si se prefiere más soso. Con unos golpes de pimienta mejoró el plato.

Sin postre y sin vino, no puedo opinar en esos aspectos. Cinco cervezas y un aperol-spritz bastante convincente. También dos buenos cafés descafeinados.

El servicio de sala amable y con buenas intenciones, pero la verdad es que poco profesional.

En resumen, bien, pero sin alardes. La cocina está bien, pero muy lejos de la casa madre, Mercato Ballaró, pero también es mucho más informal y sus precios son muy diferentes. En mi opinión se echan en falta unos sabores más rotundos, especialmente en las salsas de las pastas. Aunque es un tema puramente personal, creo que la pasta, sin estar mal, debería estar un poco más al dente. En todo caso, la carta es amplia y apetecible, creo que merece otra visita para explorarla más a fondo. Creo que volveremos.

 

 

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