En la tónica de lo que se viene exponiendo en los anteriores comentarios, el restaurante deja mucho que desear en aspectos fundamentales como el trato al cliente, el servicio del vino, o el entorno (pese a haberse reformado hace un tiempo relativamente cercano).
La mejor opción, los arroces (el arroz a banda o al senyoret los mejores, con diferencia), y si acaso el suquet de rap o de peix. Por lo demás, caen en esa mezcla de desdén y falta de interés que suele "surgir" cuando ven llegar a un chaval veinteañero. Se ve que en el mundo siguen habiendo "clases" después de todo. Eso sí, con mis padres, el dueño Juan cumple con agasajos y pompas mintras engorda tu cuenta con tapas, eso sí, ricas ricas y recién adquiridas de la lonja del Grau.
Necesita mejorar.
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