En la céntrica calle Gaona de Albacete encontramos una oferta un poco diferente a la habitual por estos lares. Diversifican bien, manteniendo una línea de tradición en los menús diarios, y otra mucho más creativa centrada en fines de semana en tema tapas, que no he probado pero los literales de las mismas rezuman gusto y originalidad, sin perder de vista La Mancha.
El local no me gustó mucho, un poco desaborío pese a que es sólido y de calidad. Ni moderno ni clásico sino todo lo contrario… iluminación un tanto desangelada… no sé, no me acabó de agradar.
Bien equipado, buena mantelería y demás, pese a ir a tomar un menú del día de 11’90 euros.
Contundencia manchega, insisto, estamos en Albacete, aquí tonterías las justas.
Delicioso el atascaburras, con ese tacto tan especial que otorga el bacalao desmenuzado, coronado con huevo duro, nueces y chorretón de aceite de oliva. El secreto un poco seco, se les pasó de punto y quedose por tanto algo correoso. Delicado ese postre.
Para beber nos salimos del menú y tomamos una botella de Palarea 2007 un coupage de cabernet sauvignon, merlot y syrah V.T de Castilla, de Chinchilla de Montearagón.
Servicio cuajado, bregado, profesional. Le pedimos un vino bueno de la zona y nos ofreció el comentado. Le pregunté si era cencibel y “sí, hombre, claro”. Al dármelo a probar yo le dije.. “Jefe, esto no es tempranillo…” "Que sí", dijo mientras miraba la botella… “Anda, pues lleva otras cosas, sí”. La miré yo y sí, lleva otras cosas sí, lo que no lleva es tempranillo. Ese detalle emborrona el buen hacer del camarero, pero si ofreces un vino, tienes que tener muy claro qué es lo que ofreces. Otra cosa es que te pregunte por una de las muchas referencias de la carta, pero, amigo, si lo ofreces tú… Insisto, que me gustó su trato, así que no se lo tenemos en cuenta.
Iremos un día a tomar tapitas, que tienen una pinta… Y además disponen de una buena oferta de vinos por copas.