Un local con decoración sencilla pero resultona con una buena idea de maderas como arcos de una iglesia. Colores sencillos, buena apariencia. Un servicio en sala de muy alto nivel, profesional, cercano en su justa medida, buenas recomendaciones.
Carta muy sugerente con buena materia prima y con cocina de fondos y sabores. Muy recomendables los platos de cuchara. Ojo con las raciones que son amplias ya que es una cocina de sólidas bases.
carta de vinos bastante amplia, variada, con precios habituales. Eleginos para dos: Valtosca 2012 a 27€.
Previo un fino CB Alvear, agua con gas san Pellegrino. Un muy buen pan bien servido en una cesta. Como aperitivo por cortesía, medio huevo relleno de mahonesa y cubierto con más que abundnate mahonesa.
Dado el tamaño de las raciones (que comprobamos) y ser nuestra primera visita, decidimos probar (y compartir) varios platos:
. entrante: perrochicos (primeras setas primaverales) con huevos (2), cocidos a baja temperatura con el corazón semilíquido pero con el exterior ligeramente rebozado y sofrito. Romper y repàrtir. Algunas virutas de jamón entre medio. Fuera de carta pero interesante aunque no barato (26€).
. cocido montañés: rápidamente nos descartaron la opción de dos raciones. Comimos casi dos platos cada uno. Buenas alubias, bien cocidas, con mucha materia prima: costillas, chorizo, morcilla... Un platazo de cocina con fundamento, servido en cazuela con tapa al centro de la mesa.
. manitas de cerdo con salsa de callos y carabinero: un mar y montaña sin tonterías. la ración incluye 3 manitas, pero al ser a compartir, emplataron separado y fueron 2 por persona que por supuesto, se cobraron en forma de 1.35 el precio de la ración. Buena solución y buena capacidad de adaptación.
¿El plato? Extraordinarias las manetas deshuesadas, magnifica la salsa. El carabinero (medio por maneta) poco hecho, sabroso. Una parte de mar potente con una montaña superpotente, pero todo ello suma y no contrarresta.
. postre: uno para dos: un enorme plato de arroz con leche al estilo de Potes, buen arroz cocido pero masticable, sabrosa sensación de crema de leche, ajustada presencia de canela. Sabroso.
Rematamos con café con hielo y un buen descafeinado.
Sitio muy recomendable si tu interés está en la cocina tradicional con toques modernos y sencillos emplatados. Su origen de la montaña santanderina se nota, pero hay más cosas de interés: pencas con almejas y langosta, pochas con cocochas de merluza, asado de wagiu, etc.
Bien descrito, he estado unas cuantas veces y me queda por probar ese cocido. las manitas con carabineros son una perdición sin tonterías.
Este lo tengo en la agenda, a ver si en una próxima visita a Madrid puedo hacer una incursión. Enhorabuena por ese buen momento.
Lleva compañía para probarlo o no llegarás al postre.
Saludos
Merece la pena. No es barato, pues el material es de primera calidad, pero no es un producto caro.
Saludos
Pijo es el barrio.
Pijo podría ser una parte de los clientes: edades medias altas (incluida la hermana de nuestro antiguo rey, una gran señora), mucho abrigo de pieles y pelos engominados.
Estirado podría parecer el servicio pero en realidad es académico.
Pero la cocina tiene raices en la montaña santanderina.
Merece la pena buscando esas raíces en la carta.
Saludos
Sorprende cuando miras la decoración del local.
Saludos
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