El local es muy moderno, lo que se lleva ahora. He estado en varias ocasiones en su otro bar, en Diputación. Tienen unas barras de pintxos que te hacen salivar. También suelen tener opciones de vinos por copas, algunos incluso diferentes a lo más habitual. Horarios “europeos” de cierre que hará que haya muchos días en los que no me apetezca ir.
Cuando hemos llegado la zona de barra estaba a tope. Mucha gente comiendo pintxos. Nosotros hemos bajado a su agradable comedor inferior. Ultimamente parece que hay un contagio de decoración rústica. Con poco presupuesto se pueden hacer cosas bonitas. Vigas de madera, paredes blancas y unos baños que hay que visitar sí o sí. Originales, bonitos, agradables.
Hoy y por “imperativo legal”, para beber….. sangría (Lo siento Jero pero de vino). Era eso o moscato. Una pena. Poco alcohol tiene. Es más bien light y además, a mi amiga, golosona donde las haya, le parece que tienen muy poco azúcar.
Las camareras, totalmente diferente la una de la otra, son muy amables. Cada cual en su estilo. Una más “de siempre”, la otra más “actual”. Yo me entiendo.
Comenzamos con una ensalada mixta. Con unos estupendos tacos de bonito sobre unas buenas rodajas de tomate. Los espárragos a destacar, muy tiernos y suaves. Buenos huevos cocidos y por supuesto, ese mezclum de colores verdes y variopintos que adornan mucho y alimentan poco.
No olvidar el buen pan, en forma de dos pequeñas txapatas crujientes y que por cierto no han tenido coste adicional en carta. Cosa rara últimamente.
Después nos comemos dos buenos huevos con jamón. Esto es una de mis cenas favoritas cuando estoy en casa. Allí lo hago menos “delicadamente”. Sin ayuda de tenedores. Con buen pan casero y a dos manos. Es una delicia. Para todos los días a mi dame esto y no cocina moderna.
Me sorprende al pedir carrilleras y eso que sabía que me iba a tocar comerme el 90 por ciento. Plato que da mucho juego y que me ha hecho disfrutar un montón el algunos restaurantes que las bordan. Aquí han tenido, en mi modesta opinión, un fallo. Creo que hay que limpiarlas bien de nervios antes de trabajarlas y no lo han hecho. Rico sabor, pero...
Y como no puede ser de otro modo, la que tiene un estómago muy pequeño para el asunto salado, parece que tiene uno de reserva para lo dulce. Mira que le gustan los postres. Tras consultar con ambas camareras, las dos coinciden. Tenéis que probar la torrija. Pues a por ella. Nos vamos a “atorrijar”. Difícil que esté mala. Como siempre hay manos y manos. Estas las dejaremos en nivel notable. Rica. Acompañada por helado de mandarina.. Muy refrescante, por cierto.
Como no estoy disfrutando precisamente de la sangría, pido una copa de cava para acompañar el postre y ya de paso un cortadito.
Resumiendo, local agradable, muy actual donde puedes comer bien por un precio ajustado en un entorno agradable.
Para ver las fotos: http://gastiondo.blogspot.com.es/2015/10/restaurante-la-olla-plaza-nueva-bilbao.html