En plena salida hacia Madrid y en la zona de barrio de la avenida del Cid, uno de los muchos locales que hay por la zona. Para comida rápida y volver al trabajo. Llego de rebote por estar el local (elegido) vecino lleno y sin opción de mesa ni dentro ni fuera. Sigo caminado por la acera y encuentro éste sin nadie sentado en la terraza ni, hasta donde puedo ver, nadie sentado dentro. Hay menú en la pared, pues no hay más opciones porque el tiempo aprieta.

Menú de 7€ con pan ofrecido tarde y no tomado, bebida Ambar Especial servida en copa helaba (¡bien!) y café o postre.
De primeros opciones: crema de calabacín (no soy de cremas y menos fuera de casa), ensalada (me gusta la verdura procesada por algún animalito) y macarrones carbonar. Por eliminación los macarrones que resultaron bien de carne, de tomate, escasa cebolla, queso por encima fundido posiblemente de golpe de microondas y la pasta poco al dente pero aceptable.

De segundos: merluza plancha (en menú de este precio, descartado), berenjenas rellenas (repetir carbonara, no), paella de verduras que se queda por eliminación. El arroz algo soso (para echarle sal y ya me la trajeron con el arroz, o sea que ya lo sabían), mucha variedad de verduras, amplia ración.

Postre aparte de helados (ya no apetece), una tarta de selva negra básica.
Destaca la vajilla para ser un local de barrio, sitio en terraza agradable al sol de medio día de estos dias de otoño. Mesas y sillas de las consabidas de propaganda cervecera pero cómodas y nuevas.

Salvado por los pelos.