Precio desproporcionado

Viernes noche local completo y gente esperando mesa, es quizá el restaurante de moda en Olot.
Especializado en tapas y platillos de "diseño" y cocina de fusión de diversas culturas.
Decoración informal con mucha madera de color claro, cocina abierta a la vista desde alguna de las mesas del comedor.
Mesas vestidas con camino de mesa y la ya clásica servilleta de simil tela, local ruidoso, espera demasiado larga en ser atendidos tanto para traer la carta como posteriormente en tomar la comanda, también espera excesiva entre platos.
Cocina y servicio de sala desbordado a pesar de contar con bastante personal, posiblemente sea debido a la dificultad en la preparación de alguno de los platos, platos justísimos en cantidad.
Tomamos:
-Piruleta de ventresca y algodón de azúcar.
-Carpaccio de sepia con espuma de patata y espárragos verdes.
-Pulpo en tempura con salsa dulce de chile, servido también como piruleta.
-Vieiras con citronela, panceta ibérica y wasabi de kiwi.
-Chuletón de ternera rubia gallega con mini verduras y allioli de ajo negro. (38 €)
En la carta indica chuletón con 40 días de maduración pero en realidad lo que traen no pasa de ser un entrecot servido fileteado, como anécdota acompañan al plato la ficha de trazabilidad de la ternera y el proveedor de la misma.
Muy buena coca de Folgueroles con tomate que sirve para amenizar la espera entre platos.
De postre:
-Meteorito que es una bola de helado de vainilla con trozos de naranja revestida de chocolate y almendra.
-Un buen café irlandés, lástima de la nata, si utilizaran nata líquida....
Una botella de cava Llopart Imperial fue el complemento perfecto para esta cena.
Servicio joven que a pesar de estar desbordado es atento simpático y con ganas de agradar.
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