Por los hijos se hace lo que sea y en este caso concreto por mi hija pequeña fui a comer a este restaurante de planteamientos radicales abierto no hace muchos meses en la ciudad y que cada vez tiene más clientela. Como además a mí me gusta probarlo todo pues tampoco puse muchas pegas.
Estéticamente está muy conseguido, abundante madera en tonos claros, plantas y bastante luz, es acogedor.
La carta ofrece unos platos a compartir y un menú con primeros y segundos a elegir, 4 en cada grupo, pudiendo hacer variaciones.
Empezamos con unas croquetas caseras de boletus edulis y alga wakame. Como no usan leche pues no hay bechamel y a mí personalmente me pareció lo más flojo de la comida.
Yo comi de 1º Nido de pasta Katafi con calabacín salteado, chutney de mango, pistachos y bolas de tomate deshidratado. Este largo nombre se concretaba en un nido como de psata filo y el resto de ingredientes en su interior, no estaba mal pero un poco seco, creo hubiera ganado con alguna salsita.
Mi hija tomó Arancini sicilianos de mozarella y espinacas (croquetas de arroz rellenas) que estaban ricas, y mi mujer Ensalada hindú de lentejas caviar, aguacate y mango; plato éste excelente, yo lo comí de 2ª, en forma de unas lentejas redondas de las que yo no tenía ni noción en forma de ensalada fría.
De 2º risotto de remolacha con alcachofa frita, un plato impactante, te dicen que es un steak tartare y te lo crees, lástima que la alcachofa era casi testimonial, estaba bueno.
Otra opción pescado vegetal casero a la plancha con canónigos y vinagreta de manzana con avellanas tostadas, otro plato que de sabor talmente parecía pescado.
En los postres 5 opciones, tomamos Brownie con helado casero y salsa de chocolate, tarta de mango y avellanas y bola de helado casero de chocolate de Tanzania. Estaban bien, llama la atención que son muy poco dulces y nada empalagosos.
Ofrecen unos cuantos vinos ecológicos, de bastante calidad, en concreto elegimos un rosado de Rendé Masdeu, las copas son muy corrientes.
El menaje es de cuidado diseño y la presentación de los alimentos bastante lograda.
Como parece lógico en un local de estas características ampllia carta de infusiones.
Personal amable.
Pan de un tipo bastante bueno.
En las paredes abundantes menciones al tipo de ingredientes, su total eliminación de cualquier alimento que contenga protéinas de carne y/o pescado, campañas de defensa de animales en peligro, etc,...
Dejo para el final un hecho chocante: como los animales son bienvenidos se admiten perros en el comedor. Desgraciadamente se juntaron 4 a la vez de diferentes dueños y, los perros no entienden de costumbres sociales, se liaron a ladridos unos con otros. Por suerte eran obedientes a los amos y se callaron pronto, pero la verdad es que no es mi ideal comer con este tipo de música.
Salvando lo anterior, mi impresión de este tipo de cocina vegana fue bastante buena, el local es muy agradable, la comida bien elaborada y los sabores buenos. No me arrepentí de ceder a la presión familiar. Precios muy asequibles, algunos platos con suplemento.
Parece evidente que a bastantes personas les va esta oferta, estaba casi lleno.