Impresionante comida. Todo perfecto desde que entramos hasta la salida. Entorno clásico pero muy agradable. Servicio espectacular, amable y muy atento. Tanto Toño como José encantadores. Preguntando, interesándose.. contándonos su futuro proyecto en la zona monumental. Qué entusiasmo con todo¡¡¡¡¡
El sercicio del vino perfecto. La carta, sin comentarios, para perderse. El somellier asesorando y sorprendiendo, un blanco alemán que no desentonó en todo el menú. Desgraciadamente no recuerdo el nombre.
Y la comida increible.
Nos contarón que se han decidido por eliminar la carta y dar tres menús en función del hambre. Tenían problemas con el abastecimiento y nos cambiaron un par de platos. Tampoco pusieron problemas en cambiar la carne. Cogimos el largo, en total 9 platos que fueron 11. Nos dieron a probar una sopa de tomate con higos y otro postre. Toda la comida fue a más. Para rematar un gin tonic y nos fuimos al hotel, más para allá que para acá, cantando el asturias patria querida y hablando de la comida con auténtica pasión. LA MEJOR COMIDA DEL AÑO.