Pequeño local escondido en un callejón perpendicular al Pº Marítimo de Malgrat de mar. Apenas me fijé en el interior, ya que cenamos en la calle, en uno de la media docena de barriles a modo de mesa de que disponen. Sin manteles, menaje sencillo, servilletas de papel, buena cristalería. Servicio atento y servicial. Carta compuesta de algunas tapas tradicionales, embutidos ibéricos y queso. Carta de vinos muy completa si tenemos en cuenta que se trata de un local a pocos metros de la playa en un pueblo turístico como Malgrat de mar. Precios comedidos, por debajo de x2.

Cena muy ligera a base de un surtido de ibéricos y un plato de queso manchego curado. Me gustaron mucho el chorizo y el salchichón. El jamón y el lomo de caña los encontré faltos de curación. El queso, según comentaron el resto de comensales, muy bueno.

Para beber, una copa de Petit Caus blanco servido a buena temperatura, un par de cervezas, un refresco y un café.

Me sorprendió encontrar un lugar así en Malgrat de mar. Ya me gustaría tenerlo cerca de casa para poder repetir más a menudo.

Por cierto, aparcar en los alrededores de este local en estas fechas es una ardua tarea.