Interesante novedad a buen precio

La villa de Sitges, además de mi lugar de nacimiento y lugar invadido por el turismo internacional, es una localidad llena de restaurantes. Sin embargo, quizás debido a esa dedicación al monocultivo turístico la mayoría de ellos no tienen una personalidad demasiado marcada ni tienen una oferta realmente interesante. Hace poco abrió, en una calle céntrica, un pequeño local dedicado a las tapas de autor y, por medio de la recomendación de un amigo, decidimos hacer una visita.
El local es pequeño, con solo 22 plazas, pero adecuado para el tipo de cocina que ofrecen, en un ambiente moderno pero sin estridencias. La cristalería Riedel y una cubertería italiana bastante elegante ya nos indicaban que había un cierto mimo en los detalles que siempre es de agradecer. La camarera que nos atendió estuvo siempre atenta, simpática y dispuesta a responder las preguntas que le hicimos (que fueron unas cuantas).
Ofrecen una carta, no excesivamente larga, de tapas. Nos decantamos por el menú degustación, que ofrece nueve tapas, con tres copas de vino, por 22 €. Empezamos por el jamón ibérico, de muy buena calidad y bien cortado, acompañado por un pan de coca con tomate, crujiente y sabroso. Refrescante el gazpacho de fresas aunque lo mejor era la pieza de bonito que lo acompañaba. Gran textura la del guacamole con sardina marinada y crujiente de arroz, al que quizás le daría algo mas potencia de sabor para poder contrastar mejor con la sardina. Excelente la terrina de pescado de roca con navaja adobada y buena la zamburiña gratinada con jamón ibérico, aunque la salsa era, en este caso, muy potente y anulaba un tanto al molusco.
El saquito crujiente de butifarra negra, manzana ácida y piñones estaba un tanto aceitoso, probablemente por algún problema con la temperatura de fritura, aunque el relleno estaba muy bien. Por otro lado, estaría bien aumentar la cantidad de manzana ácida, para darle mas matices al plato. Realmente muy buena la albóndiga de ternera con corazón líquido de roquefort, untuosa y de gran sabor.
En el capítulo dulce, añadimos otras dos tapas a las que incluía el menú, no por hambre, sino por pura gula. De menor a mayor interés, serian las siguientes: Buñuelo crujiente y fondant de chocolate amargo, bien pero un tanto pesado. El cremoso de chocolate negro y cerezas confitadas, estaba bueno por el contraste. El semifrío de Biscuit helado con jarabe de aveto de Andorra y piñones daba ganas de comer unos cuantos mas. Y realmente a gran nivel la piña confitada con cremoso de chocolate blanco y fruta de la pasión.
Acompañaron bien las tapas una copa de vino blanco, 100 % Xarel.lo, de la bodega Valldosera, una garnacha del Penedés de Viladellops y con los dulces nos fueron servidos un jerez y un Pedro Ximenez de las bodegas La Gitana, todos ellos a la temperatura adecuada y que cumplieron con las expectativas generadas.
En definitiva, una buena experiencia, a muy buen precio, en una localidad donde ambas cosas no abundan precisamente. Les deseamos mucha suerte en su andadura y volveremos pronto.

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