Situado en la zona de Verdaguer, muy cerca del metro. Pequeño local con aprox. media docena de mesas altas a lo largo de la barra y otra media docena al fondo. Decoración moderna. Ambiente íntimo y acogedor. Mesas de tamaño correcto y separación algo justa. Vajilla de diseño. Buen menaje. Manteles tipo camino de mesa sobre unas esterillas individuales. Servicio amable y profesional. Carta bastante amplia con predominio de recetas tradicionales con un toque diferente.

Cena para dos. Empezamos con una cestita de buen pan (2,-€) para probar el aceite Torelló, que nos pareció realmente bueno.

Entrantes:

- Corazones de alcachofas confitadas en aceite y sal negra a la plancha (13,50€) - A mi mujer le encantaron, aunque no fuesen exactamente los corazones de las alcachofas, sino más bien 4 alcachofas partidas por la mitad.
- Raviolis de pato confitado en salsa agridulce (13,-€) - Muy buenos. Pasta al dente. Salsa muy poco ligada pero sabrosa.

Platos principales:

- Merluza rellena de jamón ibérico y langostinos con escamas de patata tricolor (19,-€) - Olía de lujo. Mi mujer dio buena cuenta de ella.
- Centro de lomo de ternera a la plancha (19,-€) - Con guarnición de patatas panadera y pimientos de Padrón asados. Plato sencillo pero con un punto de la carne perfecto para mi gusto, sobre todo teniendo en cuenta que no me lo preguntaron, y unas deliciosas patatas. Me lo presentaron medio cortado y me dio la impresión que era entrecot.

Postres:

- Sacher de chocolate CientoOcho (5,50€) - Sinceramente, me sobraba la nata, el coulis de frutos rojos y, especialmente, el helado de leche merengada, que tenía algunos trozos de hielo de tamaño considerable. Lo que es la tarta, algo suave para mi gusto pero con buen sabor.
- Capuccino semifrío con leche merengada (6,20€) - También incluía una bola de helado de vainilla. A mi mujer le encantó.

Para beber, una botella de agua Voss de 80 cl. (5,50€).

Raciones de tamaño correcto. Presentaciones elaboradas. Lástima que mi medicación no me permita beber vino, así que ni siquiera miré la carta. Sí sé, porque se lo pregunté al maitre, que tienen media docena de vinos dulces a copas. Ya tengo excusa para volver :-)