Burruntzi

Se trata de una clásica taberna rústica vasca en la plaza de Aizarna, a unos 7 km de Zestoa, municipio al que pertenece.

Había estado ya en alguna ocasión tomando potes, pero en esta ocasión celebramos aquí la comida de la reunión anual de amigos de Nieves siempre con ocasión del cumpleaños de ésta, ya que nuestro lugar habitual, el caserío de Agiña, se ha cerrado por jubilación.

La taberna tiene mucho regustillo: piedra, madera, techos altos, ambiente totalmente euskaldún. Detrás tiene una zona de jardín preciosa, mires para donde mires. Si miras hacia fuera, monte, monte guipuzcoano a rabiar, y si miras para dentro, la fachada de la taberna y las casas colindantes, mucha piedra y madera, y el campanario de la iglesia del siglo XVI de Nuestra Señora de la Asunción. Vamos, que no sabes qué elegir. ¿Pero para qué elegir? Un rato pa cada lao.

Dispusieron una mesa corrida al fondo del jardín, a lo ancho, y allá que nos acomodamos los 28 comensales. Mobiliario y tal muy discreto, de andar por casa, esto no es un lugar de lujos, es un lugar sencillo, para comer y beber desenfadadamente, divertirse. Y es lo que hicimos.

Tortilla de berenjena y cebolla
Frito de calabacín y jamón york
Croquetas de jamón
Ensalada de lechuga
Cordero lechal asado al carbón
Tarta al whisky

Los entrantes, correctos, fueron servidos al centro, para cada aprox 4 un plato. Y el cordero…

Cuando me dijeron que íbamos a comer cordero, me fastidió bastante. Pensé: “Oño, con lo buenos que son aquí la carne de vacuno y los pescaos… ¿Cordero? Manda… ¡Eso lo como yo en Zaragoza y seguro que mucho mejor!”. Pero ya cuando entramos, para acceder al jardín... pasé frente a la barbacoa y fue cambiando mi opinión al poder ver y oler cómo se estaba gestando el platazo. El cordero entero, ensartado, colocado como a medio metro de las brasas en horizontal, paralelo a ellas y lo van girando. De los mejores corderos que he probado nunca, y la de corderos que habré comido… Brutal, un saborazo espectacular, una textura acuosa, acariciante, se deshacía en la boca, la grasita justa… ¡Guau! Y eso que escuché que habían encargado un lechal navarro pero no les había llegado, que éste era de los de ellos, de los de raza latxa. ¡Cuánto me alegro de que no llegara! ¡Insuperable! 2 horas asándose, y luego llevaba un puntillo, un chorrito de vinagre que aún realzaba, ensalzaba el bocado…

Para beber ofrecían un rueda y un rioja que ni probé, pues comencé con sidra de por allá y continué con un prosecco que habían traído unos italianos que andaban con nosotros. No veas cómo armonizaban el corderito vasco y el espumoso italiano.

El servicio, en consonancia con el entorno, en plan caserío, sin miramientos, gente expeditiva, maja, parece huraña de entrada pero sale rápido la cordialidad.

Burruntzi le llaman los vascos a esta forma de hacer el cordero. Burruntzi. Ni lo olvidaré ni será la última vez que lo tome.

  1. #21

    Gabriel Argumosa

    en respuesta a G-M.
    Ver mensaje de G-M.

    Creo que he visto la foto en FB.

  2. #22

    G-M.

    en respuesta a Gabriel Argumosa
    Ver mensaje de Gabriel Argumosa

    La tienes también en este comentario, pinchando en las palabras que están en morado claro ("cordero entero, ensartado")

  3. #23
  4. #24

    G-M.

    en respuesta a Gabriel Argumosa
    Ver mensaje de Gabriel Argumosa

    Oño! Primera noticia!

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