Local bullicioso y pequeño, con mucho sabor en pleno centro histórico de Almería. Servicio rápido y muy atento. Se pueden pedir raciones o medias, con lo cual se prueba más cantidad de platos.

La comida estuvo compuesta por medias raciones, a excepción de la gamba roja, donde fue ración entera:

* Ensaladilla de gambas: muy sabrosa, volátil, acompañada de pepino y pimiento.

* Mejillones de la Bahía de Mont Saint Michel: pequeños pero sabrosos, como los primos hermanos, las clotxinas.

* Cañadillas: perfecto punto de cocción, al dente.

* Pavías de bacalao: uno de los platos estrella de la casa.

* Marraná de calamar rojo: muy parecido a la sepia con cebolla cabanyalera, pero con pota y sin la canela. Para mojar una barra de pan.

* Gamba roja de Almería: Espectacular, carnosa, sabrosa y con un punto menos de cocción.

* Cervezas y vino blanco por copas (Albariño).

Buena relación calidad/precio, buen género y profesionalidad de los camareros. Para volver. Se aconseja reservar con tiempo, dada las dimensiones del local.