Este restaurante ubicado en la Plaza de la Ciudad Vieja de Praga, recomendaron con la etiqueta de nueva cocina de productos de la República Checa.
Amplio, atendido por personal joven y bastante amable, dentro del servicio que hemos experimentado en la ciudad de Praga, en decoración bastante minimalista, mesas rectangulares de madera clara con servilletas de papel y grandes lámparas en el techo.
Se veía dentro del recinto restaurante una cava que al menos disponía a de 200 botellas.
Girmer austriaco 2011 y Jager 2013: Buen servicio del vino y con unas buenas copas, con cambio de las mismas.
De comer:
- Chuletas de cordero, asado con romero, ragout de lentejas y verduras, puré de calabaza con perejil .
- Carne de vaca de alta solomillo
- Pierna de pato confitado en manteca de tomillo, col roja estofada, albóndigas bollo y jugo de carne
- Costillas de cerdo preparado en un adobo especial de cerveza oscura y mermelada de ciruela servido con verduras frescas y de rábano picante de manzana, pan caliente.
Alguna cosa más que ahora no recuerdo. No llegamos a los postres.
Lo comido, con un buen nivel y cuidando mucho la presentación.
Servicio joven, ágil y por lo que puede apreciara, dada su situación se puede comer a cualquier hora.
Si vais por esta populosa plaza, lo tenéis a mano y a todas las horas.
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