Visitando la zona de la DO Binissalem y disfrutando de sus vinos, llegó el momento de la cena y me llevaron a este restaurante dentro del bonito pueblo de Santa Maria (sin acento si lo escribimos en mallorquín).
Os digan lo que os digan los isleños, está en el centro de la zona, bien comunicado y cerca de cualquier bodega de esta D.O. Digo esto porque si preguntáis en un pueblo situado a 10Km de éste, os dirán que están muuuy lejos. Cosa de la relatividad de las distancias en las islas de este tamaño.

La idea era cenar en el algún restaurante típico de la zona, donde pudiéramos degustar la cocina mallorquina o balear en general. Esta fue la opción de nuestros anfitriones. Una remozada casa de pueblo en cuyo sótano de techos abovedados nos dispusimos a cenar, un entorno casi mágico acorde a la arquitectura de la zona.

Cocina tradicional mallorquina donde pudimos probar diferentes cocas con productos de la zona, frit de matances, una fritada de verduras con carne de cerdo, sangre, hígado y especias, o el aguiat de pilotes, unas pequeñas albóndigas en una salsa muy rica, así como la sepia con una salsa de cebolla muy buena. De postre no faltaron diferentes tipos de ensaimadas, mi favorita desde hace años, la de albaricoques y crema, estuvo presente.

No vimos la carta de vinos, pues íbamos ya con el arsenal de vinos de la zona para beber, por lo que sólo puedo hablar del servicio del mismo que es esmerado y siempre está atento y las copas correctas.

No esperes más de lo que estoy contando, pero si estás por la zona bien merece la pena la visita.