Callejeando por el casco antiguo de Tui llegamos a este restaurante, situado en una calle al lado de la catedral. El local es pequeño, apenas cabrán 30 personas es sus mesas de madera con banquetas para sentarse estilo tasca.

La carta no es muy amplia y se constituye fundamentalmente por raciones, tostas y ensaladas. Nos decantamos por lo siguiente:

+ Pulpo a la parrilla: Sin mucha historia, cuatro trozos de pata fileteados y con unas patatas cocidas, que casi eran lo mejor, puesto que el pulpo estaba un poco pasado.
+ Tosta de Arzúa Ulloa con cebolla confitada y tomate: Buena presencia y mejor sabor, muy cremosa y equilibrada.
+ Brocheta de langostinos, dátil y béicon: Interesante combinación, complementada por una vinagreta con fresas y pimiento verde. Una sorpresa agradable.

Para acompañarlo consulté la oferta de albariños por copas, y me ofrecieron dos que no conocía: Laxas y Castiñeira. Aconsejado por la camarera me decanté por el primero y no resultó mala elección. La copa salía a 2€.

Como postre elegimos una crema de requesón de As Neves con gelatina de membrillo y confitura de frambuesa, una combinación que no por sencilla resultaba menos efectiva. Se trataba de una crema suave que era matizada perfectamente por la gelatina, menos empalagosa que la propia miel.

En cuanto al servicio, un poco irregular. El pulpo salió más o menos rápido, pero los otros dos platos tardaron bastante, a pesar de que no estaba lleno el local. Los camareros correctos sin más, se limitaron prácticamente a tomarnos nota y dejar los platos sobre la mesa.