Acabamos aquí por cenar cerca de donde estaba el niño con sus amigos. Como conocemos el percal, pedimos sólo una ración de sepia a la plancha, una caña y una copa de manzanilla. Nos trajeron dos buenos trozos de bacalao frito con ensalada como tapa. El plato de sepia daba de sobra para dos personas e iba acompañado de una ensalada sencilla en un plato aparte. Menos mal que no pedimos otra ensalada...

Tan solo había una media docena de mesas ocupadas y el servicio fue muy rápido.

En el pueblo hay tres restaurantes y hay que hacer la ruta para quedar bien con todos :-)

Restaurante tradicional en el centro del pueblo, cerca de la pista polideportiva. Sencillo, sin lujos. Aparcamiento fácil por los alrededores, excepto en fiestas. Amplia terraza.

Mobiliario rústico de madera. Mesas sin manteles bastante juntas, que visten de forma sencilla en fiestas. Menaje de batalla. Servicio atento. Puede llegar a ser muy ruidoso cuando se llena. TV a toda castaña.

Cocina tradicional andaluza a precios asequibles. Ofrece algunos platos con productos de la zona. Principalmente enfocado al tapeo, aunque también cuenta con una escueta carta de platos sencillos, principalmente de carne. Cuidado con el tamaño de las raciones. Pueden ser tranquilamente para cuatro comensales. Algunos platos cuentan con la opción de media ración. Bebida acompañada de tapa gratuita, tanto si pides ración como si no. Carta de vinos escasa y comercial. Servicio de vino prácticamente nulo. Venden algunos aceites de la zona.

Por poner un ejemplo, una cena a base de un par de raciones, un par de cervezas y un par de refrescos, con sus correspondientes tapas, puede salir por menos de 30 euros.

Se llena en fiestas debido a que está justo al lado de donde se celebra el baile.