Había ido ya varias veces a este italiano y creo que es de justicia que le incluya en mis críticas de Verema, ya que además no constaban ni los datos del restaurante en esta web (quizá he "abierto" 10 restaurantes ya).

Noche de viernes. Reserva 22:15. Nos colocan en una mesa para 3/4 (el espacio es bastante reducido y el sitio estaba a tope). Nos advierten que el servicio será lento. Al poco nos piden que nos cambiemos, ya que que finalmente ha venido otro grupo. Nada que objetar; de hecho habíamos llegado con 10 minutos de retraso. Nos ponen en una mesa de 0,75x0,75m aprox algo incómodos.

Pedimos una botella de vino Chianti (12.9 eur). Correcto, algo caliente. Presentan la botella abierta. Inicialmente nos ponen dos copitas de reducidísima capacidad que no sirven para ninguna bebida conocida. Lo indicamos y nos traen dos más grandes, tipo balón aunque no tan grandes como las de Gin-Tonic, feas a más no poder, de vidrio grueso y además no eran iguales... Al menos mejoraron el aspecto olfativo. Tardaron más de media hora en traer el primer plato

Hasta aquí todo lo malo. De primero compartimos Melanzane Parmigiana (Berenjenas con tomate y parmesano: 8 eur). Buena ración servida bien caliente. Un gran entrante, muy sabroso todo, sobretodo el tomate.

Una pizza por cabeza para continuar. La mía, Gorgonzola que también llevaba tomate y mozarella. Muy grandes (de más de 30 cm de diámetro), son además su especialidad, están ricas y además el precio es contenido por el tamaño (8 eur, oscilan todas entre 5.5 y 10 y tienen más de 40 variedades!). Reparten a domicilio y eso quizá ralentiza el servicio. Como único pero (más bien personal) las encontré algo quemadas (aunque me gustaron mucho) y la masa demasiado crujiente obviamente. De todas maneras, muy buenas pizzas y más por el precio.

De postre, un correcto tiramisú, aunque demasiado líquido para mi gusto (3.5 eur) y una panacotta de nata con fresas y nutella, esta última regalo de la casa tal vez por la espera y por el hecho de cambiarnos de mesa.

Como restaurante no estaría lógicamente entre los mejores italianos de la ciudad, pero sus platos (pizzas sobretodo) y el trato del personal (dejando aparte los errores comentados antes, ninguno con mala intención) hacen que sea una opción muy válida para la gente de la zona (estaba lleno) a unos precios muy razonables. El local, eso sí, es bastante incómodo.