Se presenta la novedad para grupos, al lado del museo Pablo Serrano de Zaragoza. Un espacio para eventos privados, comidas de empresa y detalles gastronómicos. Las celebraciones salen bien, y eso es gracias a una magnífica cocina y sala, que aun puliendo las aristas de todos los comienzos, salieron victoriosos en todo momento. Son 2 chef con experiencia previa y un maitre reconocido en la capital. ellos orquestan la comunión eclesiástica.

Podemos sentarnos en mesa larga, pero como una redonda, no hay nada igual. Nos sirvieron buenos aperitivos de croqueta de jamón caliente y aguacate con mojo verde, barquillo y sésamo. Para compartir, un tartar de anguila con tomate, bacon ahumado y vinagreta de albahaca y, un plato crudité de gamba con trigueros, huevas de trucha, crema de patata y zanahoria en dados (el mejor de todos). Después el arroz de pescado (rape) y solomillo de cerdo trinchado. El postre de crumble de boniato con helado de anis exquisito.

Las raciones sobradamente amplias, muy grandes, sabrosas y comestibles. No te quedas con hambre.

Vinos: Parés Baltá Organic, Serendipia Aldeya Edición limitada Chardonnay, de Pago de Aylés (J. Navascués) y Pago de Carraovejas 2012.

Pequeñas anotaciones: Las cartas con más empaque y limpias, la carta de vinos bien elaborada acorde al lugar y la comida, y con referencias actuales. Las comandas para cada comensal que sean petición-plato.

En general, se puede volver a disfrutar y ser bien atendido.