Comida del día de Navidad fuera de casa, algo antes impensable y ahora cada vez más común. Pierdes algunas cosas, pero nadie pringa.

En el Hotel Palafox, el único 5 estrellas zaragozano, lo saben, y habilitan unos salones inmensos por cada familia, absolutamente independientes e identificados con el nombre de la misma.

Dentro del salón, una barra a la derecha con camarero exclusivo y unas mesitas dispuestas en la zona de la entrada para tomar los aperitivos, bien de pie bien sentados en ellas. Al fondo, la gran mesa, para 30 en nuestro caso.

Sobra espacio por todos lados, de modo que los niños pueden jugar, corretear sin apenas molestar. Para hacernos una idea decir que la mesa ocupará, de largo, menos de ¼ parte del salón privado, al igual que de ancho.

Los techos son altísimos y espléndidamente vestidos, con señorío y boato.

Manteles, cristalería, cubertería, vajilla, de mucha calidad.

La impresión, dado lo comentado, es magnífica, propia de un 5 estrellas.

No estamos hablando de catering, estamos hablando de cocina en el propio hotel, por los mismos que cocinan para el restaurante al detal, el Aragonia.

Este fue el menú que seleccionamos, previamente concertado, en el que únicamente variaba el principal, yo elegí carne como vamos a ver, otros rodaballo.

---Aperitivos---

• Crujiente de arroz de marisco y sésamo negro.
• Trufas de queso blancas con hierbas y parmesano.
• Falsa canela de ibéricos.
• Croquetitas de boletus.
• Mini brocheta de presa ibérica con verduritas.
• Jamón ibérico con pan de chapata, tomate, aceite y sal.

---Entrante---

• Ensalada de bogavante con tallarines de mango, aguacate y vinagreta de tomate.

---Plato principal---

• Solomillo de ternera con foie-gras asado, salsa de Pedro Ximénez, lasaña de patata trufada y chalotas al vinagre de Jerez reserva.

---Postre---

• Pastel navideño con helado de yogurt con marmolado de arándanos.
• Surtido de dulces navideños.

La cocina es internacional, correcta sin más, no es catering como decíamos, pero debe haber cierta mecanización en los procesos, porque no es ni mucho menos parecida a la del Aragonia. Buen género, eso sí, pero los puntos, mejorables. Así la ensalada estaba demasiado fría, el solomillo un tanto seco… Los aperitivos resultaron ser lo mejor.

En cuanto a vinos, “barra libre” de cava Anna de Codorniu, Viñas del Vero Chardonnay 2013 y La Miranda de Secastilla 2012. Dimos buena cuenta de ellos.

El servicio impecable, a la altura de lo esperado en un lugar como éste.

Volveremos a vernos el año que viene, pues en conjunto es una vivencia muy apreciable…. Y cómoda.