Un proyecto que va camino de los tres años. Una pareja, él en cocina y ella en sala, como artífice y valedores del concepto. Una idea muy clara: hacer disfrutar de manera sencilla pero con honestidad. Ideas muy claras. Maneras. Y una simbiosis entre tierras catalanas y tierras vascas. El resultado, una carta bien dosificada, de precios que no asustan, sabores del terreno, cocina que no busca los fuegos de artificio, sino la placidez de la tradición puesta al día.
Que los restaurantes son un negocio que deben de dar resultados lo tienen muy claro la pareja propietaria de éste equilibrado y sereno espacio. Más en un lugar como La Seu, donde la ciudad ofrece muy pocos espacios que se salgan de la tradición, de las pizzas consabidas y de los bares que repiten una y otra vez las mismas propuestas.
En nuestra visita de la noche del 10 de Octubre nos decantamos por tres entradas, dos ensaladas y un plato de canalones de marisco, un postre y un poco de queso, en éste caso un correcto idiazabal.
Carta de vino donde encontrar productos de la zona, más en el campo de los blancos que en el de los tintos, aunque hay una representación rosados bien seleccionados, con precios ajustados.
Arbeletxe es una visita obligada para aquellos que vengan a conocer la zona. Porque se sentirán tratados con mucho cariño. Comerán o cenaran más que correctamente y sentirán que se encuentran ante un proyecto vital bien equilibrado.
Por poner un pero, ¿vale la pena utilizar patatas de bolsa como aperitivo?.
Si se encuentran por la zona, no lo duden.
Nosotros bebimos el Mes que paraules, de la d.o Pla de Bages, y el Montsant Fils de Vellit.