Fonda catalana

El sábado por la tarde salimos a cenar con unos amigos y decidimos ir a este nuevo restaurante al cual ya hacía un tiempo que le había echado el ojo. El restaurante está situado al pie de una carretera muy poco transitada y rodeado de bosques donde los “boletaires” disfrutan a sus anchas en temporada de setas. Nosotros quedamos un par de horas antes de cenar para hacer un poco de turismo “rural”, ya que en la zona hay unas cuantas iglesias románicas muy interesantes a visitar (Sant Martí de Biure, Sant Andreu de Sagàs, el santuario de La Guàrdia, Sant Pere de la Portella…). Desde luego, la zona da para pasar el día limpiando pulmones y disfrutando del extenso patrimonio cultural de la comarca.

El local está asesorado por Oriol Rovira, cocinero de Els Casals, restaurante con estrella situado a unos 6 km de aquí. De hecho, si no me equivoco, el Hostal es propiedad de la familia Rovira. Esto ya es una garantía de éxito por su experiencia y su buen hacer durante los 15-16 años que llevan trabajando fantásticamente en el negocio de la restauración. Además, los productos los obtienen en su mayoría de la granja familiar, con lo cual estamos hablando de un “km 0” con todas las de la ley. Y lo que no producen ellos lo compran a granjas y productores muy cercanos, no en vano es una zona con una tradición agrocultural muy arraigada. Por ejemplo, el queso lo compran en un productor del mismo pueblo o las setas en temporada son de los bosques vecinos.

En fin, vamos al lío que es lo más importante. Tanto para comer como para cenar tienen un menú a 16’50 € con 6 platos a elegir en cada fase de la comida. Yo me pedí:

- Guisantes negros y judías blancas salteados con ajo y perejil y rosta de cansalada: los guisantes negros son una legumbre típica de la comarca del Berguedà y la rosta de cansalada es panceta crujiente. Plato contundente, sabroso y bien elaborado . Ración de las de amigo. Menos mal que comí ligerito ese día.

- Carrillera de cerdo a la cerveza con cebolla confitada y cremoso de patata: otra vez una ración potente de un plato muy bien cocinado. La carne melosa, se deshacía, y esa combinación con la cebolla confitada y la crema de patata es de traca.

- Crema catalana: sin secretos… o sí, unos buenos huevos y una leche de calidad para elaborar uno de los estandartes de la cocina catalana.

Después “rateé” todo lo que pude de familia y amigos:

- Carpaccio de ternera con nueces, endivias, pera y queso de La Quar: excelente combinación. Rico.

- Variado de tomates del huerto con mozzarella, albahaca y aceitunas negras secas: qué tomates!!! 6 variedades de tomate de las cuales pude probar 3 y me encantaron. Plato de producto puro y duro.

- Ensalada de patata al estilo de Sant Maurici: hecha con patata, judías blancas, tomate, crujientes de bacon y sobrasada de Cal Rovira pasada por la paella. Muy buen plato de nuevo. Esa sobrasada, como ya he comentado alguna vez, es una auténtica pasada.

- Flan con nata: con los mismos secretos que la crema catalana y con una nata de las de verdad. Cremosísimo!

El pan es de Pagés y de los de untar todo lo untable.

Aparte del menú mencionado hay la opción de pedir chuletón de vaca a la brasa a un precio de 40 € el kg. Desde luego en vista de la calidad de la materia prima será mi opción cuando vaya un día a comer. También preparan menús para grupos si se avisa con antelación.

Los segundos platos llevan como acompañamiento escalibada, patatas al horno (un poco duras y secas) , garbanzos con cansalada y allioli.

Para beber el menú incluye vino de la casa en su porrón, gaseosa (innecesaria ya que el vino no estaba nada mal) y agua. Desconozco si hay otras posibilidades aunque vi alguna caja de vino por el local que me hace sospechar que sí.

L@s crí@s tomaron plato (macarrones unos y botifarra con garbanzos otra) y postre por 10 € cada uno.

Vajilla correcta, uno no espera grandes alardes en este apartado. “Vestido” de las mesas bonito pero mejorable. Son unos manteles de papel que resbalan mucho en la mesa y cuando uno va con 4 churumbeles ha de estar atento a posibles desastres.

En fin, que repetiremos, seguro. Otro pa la saca…