La primera opción era el restaurante polinesio del hotel donde estábamos alojados, pero abre por las noches sólo, así que plan B y al Cristal Lounges ya que tenemos tiempo ajustado para la salida de la tarde y no hay nada cercano que sepamos.

De momento hay que buscar al camarero porque no hay clientes ni servicio. Al final nos sentamos solos porque la alternativa era no comer.

Optamos por algo fácil como hamburguesa: pork souviaki acompañado de patatas, pimientos, cebolla y salsa de yogurt.
Mientras venía la comida nos dió tiempo a varias cervezas de barril, de botellín (Alfa), Agua sin gas y hasta hacer la siesta. Aunque no hubo vino pondremos el servicio del vino como servicio en general, aunque la culpa provenía más de la cocina que de la sala ya que en la sla el servicio fue muy bueno. Promediaremos para acercarnos al total.

Al menos la comida estaba muy buena, con la carne en su punto, buena y abundante compañía de patatas y verduras. No nos atrevimos a pedir postre por si hacíamos tarde a la cena.

De nuevo la bebida, cantidad de cervezas, hizo mella en la factura.
La opción B casi nunca satisface como la A.