Buena comida y buen servicio

Llegamos a Gratallops el sábado al mediodía y como preludio de la jornada de cata de vinos de las bodegas del pueblo, el muy recomendable Tast amb Llops, decidimos comer en Los Irreductibles. Algo del espíritu galo de Astérix hay que tener para embarcarse en la aventura de esta cocina de base inequívocamente tradicional con toques de autor en esta joya de la viticultura en que se ha convertido el Priorat, y más concretamente, Gratallops.

El restaurante ofrece una puesta en escena magnífica con unos grandes ventanales que dan luminosidad al espacio interior decorado como a base de retales, una silla así, otra asá, pero en general no se pierde lo esencial: amplitud, calidez y, buen servicio. Nos atendió muy amablemente el jefe de sala que tuvo a bien servirnos un pequeño aperitivo en la terraza. Dicho lo cual parece algo inexplicable que un lugar que se distingue por su carta de vinos no tenga un blanco a la temperatura adecuada para su servicio inmediato. En cualquier caso, probamos un Sant Jeroni blanco, un multivarietal con PX, garnacha blanca, garnacha negra, viognier y roussane. Una apuesta arriesgada que no nos acabó de convencer:predomina el PX y personalmente no es una variedad que me resulte muy atractiva.

Ya entrados en materia iniciamos la comida con el menú degustación, única opción existente. Quizá sería conveniente que se hiciera más hincapié en el momento de explicar que existen posibles variantes (vimos como en una mesa adyacente se servía un rodaballo del cual no se nos había dado cuenta). En cualquier caso resulto un ágape agradable y francamente redondo. Iniciamos con un aperitivo de crema de guisantes templada. Siguió un muy destacable risotto con espárragos verdes, habas y mollejas. A continuación pluma ibérica con calçot y una salsa de romesco, muy jugoso. Luego una tabla de quesos espectacular con quesos autóctonos (recuerdo un cabra de l'Ametlla delicioso) y para rematar una excelsa versión del tiramisú a cargo del chef. Acompañamos la comida con un Camins del Priorat 2008 (D.O.Q Priorat) de la factoría de Álvaro Palacios, un ensamblaje de cariñena, garnacha negra, cabernet y syrah joven con crianza. Muy goloso. Un destacado, destacadísimo diría yo fue el delicioso aceite de oliva virgen extra de arbequina y farga del Celler de l'Abadia, que nos hizo perder el oremus, hasta que se acabó el pan, también muy bueno.

En resumen, un lugar para recomendar y para disfrutar, que lo vale, de una estancia por los paisajes del Priorat.

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