Visitar la Vega de Pas (una de las tres villas pasiegas) siempre resulta entre interesante y sorprendente, aunque se trate de la enésima vez, como es en mi caso.

El Ayuntamiento tiene algo menos de 1.000 habitantes muy desperdigados, no en vano el centro cuenta solo son 300 habitantes y el resto muy desperdigados, sin llegar a 10 habitantes por km cuadrado. Dista solo unos 50 km de Santander, pero su paisaje, sus casas con su tipología y sus tejados de lastras junto a su gente, son muy especiales, interesantes y curiosos.

Los fines de semana es un lugar de visita turística y aunque localidad dispone unos 5 locales para comer, casi siempre hay lleno total.

Me ha extrañado que no haya ningún restaurante reflejado en Verema.

Un día entre semana (miércoles) nos hemos acercado a Vega de Pas, con un clima como es tan frecuente en la zona, algo de lluvia débil y las brumas bajando lentamente de las cercanas cumbres a partir del mediodía.

Íbamos con la idea de comer “lo de siempre en la Vega”: alubias, cocido montañés, carne de vacuno y quizás algo de cordero.

Como en la mayoría de las ocasiones nos hemos dirigido a Casa Frutos, ubicado en la misma Plaza, enfrente de la Iglesia. Nos instalan en la terraza de la planta baja, junto a una cristalera desde donde se divisa toda la plaza y la carretera que cruza la localidad.

Mesa con dimensiones normales, cerca de las vecinas, con un mantel de esos sintéticos que quieren simular tela y servilleta de algodón de un tamaño correcto.

A destacar que el cocido montañés es a 4.40 euros y las alubias creo que a poco más de 3 euros, ambos precios con el IVA incluido.

Al final nos decidimos por el menú:

Dos de cocido montañés de primero, uno de ensalada mixta y otra persona pisto.

El cocido montañés, presentado en un cuenco de tamaño considerable al centro, con los componentes en su punto, desengrasado, pero quizás a falta de reposar e integrarse unos componentes con otros, pues este plato esta mejor de “un día para otros”
.
La ensalada de buen tamaño y poco más que decir.

Generosa recién de pisto, bien logrado, acompañado con huevo son su puntilla y todo, colocado por encima.

De segundos platos: tres escalopines al queso y una persona berenjena rellena.

La berenjena curiosa y en su punto y los escalopines de pequeño tamaño, poniendo varios, que tenían tan mala presentación con tan excelente sabor. La salsa de queso en su adecuado punto de sabor y textura.

De postres nos sacaron para degustar: quesada pasiega, tarta de queso y flan de queso: lo mejor el flan, lo menos logrado la quesada, pero todo de notable para arriba. Se nota que estábamos en tierra de vacas y leche.

En cuanto a los vinos, carta muy escueta, con Riojas sobre todo y tomamos VS Murua 2010 a 12 euros. Las copas cambiadas con un nivel aceptable dentro de la sencillez, pero distintas unas a otras. El servicio del vino inexistente.

Amable el servicio de mesa.

El menú sin el vino (si entraba otro vino, pero no se cual) a 12.5 euros con el IVA incluido.

Vega de Pas sigue siendo un lugar a visitar, a ser posible fuera de un fin de semana (calculo que en un miércoles comieron en este restaurante unas 25 personas, y ninguna tenía aspecto de trabajar en la zona y haber acudido a comer, y sí más bien estar de turismo) y comer lo siempre, bien elaborado y a un precio más que justo.

Tras la comida, visita al Museo Etnográfico de los pasiegos que está a unos 200 metros.