Los Diegos.

Recomendados por Manu BCN (mil gracias) acudimos a las afueras de Santa Perpètua de Mogoda, población del Vallés pegadita a BCN.

El restaurante ocupa enteramente una antigua masía catalana del siglo XVI, remozada en su totalidad, pero conservando su estructura original. Parte de los comedores se encuentran en antiguas caballerizas y palomares.

Por fuera no es exactamente bonita, pero tiene mucho sabor. Y por dentro, pues lo esperado, rusticidad y autenticidad a raudales.

Nos acomodaron en un reservado que estaba en la planta alta, antiguamente un palomar. Ahí nos metimos 15 familiares, tan ricamente.

El camarero que nos atendió, llamado Diego, un tipo encantador y muy profesional, resultó ser de Zaragoza, de Torrero ni más ni menos, congeniamos rápido. Además de atendernos primorosamente, nos presentó a su jefe, el propietario, casualmente también llamado Diego, quien tuvo a bien mostrarnos con mucho orgullo la preciosa bodega subterránea que tienen e invitarnos ahí a “los hombres” a una botellita de vino y un plato de queso. Un placer escucharle, un catalán sabio que salió pitando para llegar a ver a su Barça. No tiene nada claro el hombre que ganen esta liga pese a estar dos puntos por encima del Madrid, le da mucho miedo la visita al Calderón.

Carta “de masía”. Como tiene que ser. Lástima que llegáramos unas semanas tarde para tomar calçots (haberlas, habíanlas, pero nos las desaconsejó nuestro paisano)

• Exqueisada de bacalao.
• Ensalada de atún.
• Alcachofas a la brasa .
• Espárragos trigueros brasa con romescu.
• Láminas de alcachofa con foie .
• Riñones de cordero a la brasa con mongetes del Gantxet.
• Crema catalana.

Todo muy rico, muy casero, muy como tiene que ser. Destacaron las láminas de alcachofa, los trigueros (mojé con ellos medio tarro de una adictiva salsa romescu), y los riñones de cordero, con un sabor brutal, casi llegaba a empalagar su potencia.

La carta de vinos tenías cositas, las tenía.

Bebimos con las entradas un cava de excelente rcp, Marbeth Rosat, y con los principales un buen tinto de Conca de Barberá, Josep Foraster 2013. Previamente en la bodega nos habíamos apretado con “el jefe” un priorat llamado Cal Pla 2013 que estaba formidable, tanto es así que nos hicimos con una cajita entre “los hombres”.

Lo que repito últimamente: qué importante es la sala, cada vez la pondero más. La atención de “Los Diegos” me hará parar sin duda en esta genuina masía si paso por ahí cerca. Y si no es cerca pero no es muy lejos, me desviaré. “Los Diegos” y la honestidad de la cocina de Can Rectoret se lo merecen.