Arrocito en la playa.

Había ganas de comer un arrocito y teníamos buenas referencias de este restaurante, situado a pie de playa en una preciosa cala muy cerca de L´Escala.
El sitio está a medio camino entre chiringuito playero y restaurante de nivel, dispone de una mas que apetecible terraza, pero ese día corría mas viento del deseado.
Nos acomodamos en el comedor de dentro, muy luminoso, espacioso y climatizado, con una excelente separación entre mesas y unas vistas inmejorables.
Vajilla y cubertería de calidad y copas Spiegelau.
Para comer optamos por compartir todo:
- Chipirones a la andaluza a 8,50€, lo que en mi tierra solemos llamar chopitos, calamares de pequeño calibre, pasados por harina y fritos, muy buenos, excelente fritura y materia prima.
- Croquetas de boletus a 8,50€, nada mas ser presentadas y verlas todas igual de redonditas y perfectas, pensamos que eran congeladas, pero nada mas lejos de la realidad, sabor profundo a boletus y una masa muy cremosa, muy buenas.
- Arroz Parellada a 20,50€ cada uno, un arroz presentado en paellera, mas bien de tipo cremoso, con un fondo potente y con una gran cantidad de tropiezos y todos bien pelados, de ahí su nombre, entre los que podíamos encontrar bogavante, calamar, navajas, gambas, etc... dio para comer un plato cada uno, incluida la cría y para volver a repetir.

En cuanto al vino, nos sorprendió muy gratamente su carta, bastante amplia y con referencias fuera de lo habitual, precios bastante moderados. Para la ocasión pedimos un Confiança 2013 a 21,50€, un vino blanco del Empordá elaborado a partir de Garnatxa Roja, al pedir este vino, salió el dueño a explicarnos que te trataba de un vino muy raro y complejo, no apto para todos los gustos y claro, yo encantado de la vida. Se sirvió perfecto de tª y con la cubitera de rigor, aunque no fue necesario su uso. Disponen de dos grandes armarios climatizados donde guardan los vinos.

De postre mi mujer se pidió un mousse de mango a 6€, muy rico y refrescante y para mi un café con hielo.

Posteriormente, me quedaría un buen rato charlando con el dueño sobre vinos y restaurantes y al que pedí encarecidamente si me podía vender otra botella igual, a lo que accedió muy amablemente dejándomela a precio de distribución, todo un detallazo.
Si vuelvo por la zona, mis comidas playeras ya se donde serán.