Indagando en la red, en ese afán de conseguir encontrar cosas nuevas, cosa cada vez más difícil, allí que me aparece una propuesta que me llama la atención.
En Bilbao, en la Plaza del Gas, donde tantas veces hemos estado escuchando conciertos en Aste Nagusia, han abierto una propuesta diferente.
Kokken, que significa cocina en noruego, es un pequeño restaurante, con sitio para unos 30 comensales. Su diseño es simple pero muy original. Mesas de madera clara, sin mantel. Servilletas de papel y desde luego que la vajilla llama la atención. Cada plato es diferente pero original a más no poder.
La carta de vinos es muy corta pero se pueden encontrar cosas interesantes. Nos hemos decantado por un Palacios Remondo Plácet Valtomelloso 2009. Un viura de color dorado brillante. Ya en nariz se nota que tenemos delante un vino “serio”, un vino que va a hacernos disfrutar aún mucho más de la cena. Ha aguantado como un campeón hasta el final, un vino con una acidez marcada, un postgusto muy agradable, invita a degustarlo lentamente en boca. Me alegro de la elección.
La propuesta del restaurante se basa principalmente en tres menús: corto, medio o largo o lo que es lo mismo 5, 7 o 9 tapas. Pero lo mejor de todo y que me ha parecido genial es que puedes empezar pidiendo el corto e ir alargándolo hasta que tú decidas parar. Fernando González, que está en todo momento atento a todo lo que por allí se menea, nos sugiere este sistema aunque yo iba con intención de pedir el largo directamente. Otro detalle más que demuestra que aquí no nos quieren engañar, quieren que disfrutemos.
Pues comienza el espectáculo con carpaccio de salmón. No esperaba yo irme de un restaurante nórdico sin comer este pescado. Comenzamos el desfile de platos de pequeño tamaño pero de buena ración. Buen producto con sabor a lo que tiene que saber. Buen comienzo, sin duda.
Pasamos a unos buñuelos de bacalao. Otro producto que necesariamente tiene que estar presente en este local. Riquísimos. Templados, el toque dulce que le da el uso de la miel en su elaboración los hace más apetitosos aún. Además no hace falta preguntar de que son, el trozo de pescado en su interior, nos deja bien claro su composición. Me hubiese comido yo un buen plato de estos buñuelos pero lo mejor de la cocina, creo yo, que es quedarte con ganas de más. Pues objetivo conseguido.
Llega ahora la vieira con puré de alcachofa. Nueva sorpresa sápida. Puro producto bien trabajado. Como todos los platos degustados, el punto de sal es perfecto. Ni podemos considerarlo salado ni podemos hablar de soso. Punto exacto. Esto va estupendamente y con cada plato nos han preguntado por nuestro nivel de satisfacción. Vamos a más, vamos de “puturrú”.
Le llega el turno ahora al que sería el último plato salado del menú corto. Costilla a baja temperatura con un toque picante que después nos confiesa Fernando que es de guindilla. Pues esto está para chuparse los dedos y nunca mejor dicho pues es la mejor manera de degustarlo. De rechupete.
Por supuesto que vamos a seguir, vamos a por el menú mediano, con lo que son dos platos más. El primero de ellos es la papada de cerdo con salsa de ostras. Pues….. “ostras” que cosa más rica. Un bocado extraordinario. Sabor a papada, inconfundible. Cojonudo, de diez, sin duda.
Repetimos producto, ahora en forma de lomo alto de bacalo con alioli gratinado. Ya nos han demostrado que esto es una cocina de categoría superior. Esto no es un menú de tapas asi, sin más. Cada plato me sorprende más y más. Ni un pequeño fallo en el producto, ni fallos en los sabores, ni en las texturas. De nuevo me quito sombreros.
Llegados a este punto no es hambre lo que uno tiene pero estamos perfectamente preparados fisica y mentalmente para continuar a por el largo, sin problemas.
Risotto de txipis al idiazábal. Un plato muy catado ya en varios restaurantes. El punto del arroz como me encanta, un tanto tieso. Esto no es caldereta de arroz. Seguro que más de uno dirá que está duro, pero no, esta como tiene que estar.
Buena ración con sabores marcados y el queso presente pero en su justa medida.
Aquí nos llega otra de las estrellas de la noche, mollejas de ternera y puré de coliflor. Mi primer comentario, nada más verlas, sin catarlas siquiera es que esto se puede comer sin dientes. Y efectivamente. Suaves a más no poder. ¿secreto? Pues horas de cocción y, como nos comenta Fernando después, quitándoles la piel que es lo que les dá esa textura tan característica que a muchos no nos hace demasiada gracia. En todos los platos degustados esta noche, las compañías, en forma de salsas y purés, son livianas, no molestan para nada. Acompañan en todo caso para suavizar un tanto los potentes sabores y no para disimularlos.
Ya hemos “cumplido” pero he oído por ahí algo que no puedo marchar sin probar. Evidentemente a este sitio vuelvo sí o sí pero nunca sabe uno lo que puede pasar y por si las moscas……. le pido que nos saque una ración para compartir de callos y humus. Pues rematamos como comenzamos. Estupendamente. Con mucho sabor, con esa salsa que me permite, cosa curiosa en mi, terminar con el rico pan que nos han ofrecido. Soy panero a más no poder pero hoy ha sido prácticamente innecesario.
Ahora ya sí, le llega el turno al postre y como no puede ser de otro modo, vuelta a acertar. Un flan de coco con espuma y gelatina de piña. Muy fresco. El flan sabe a coco de verdad y nuevamente, los complementos del plato no perjudican el sabor principal. Un sabor a piña suave, no eclipsa al flan.
Un cafecito y una infusión dan por finalizada la cena. Nos llega la cuenta. Si dejamos el vino de lado, no es un vino barato pero el sobre coste es muy proporcionado, resulta que el menú largo no llega a 24 euros por barba, iva incluido. Esto supone que cada tapa sale a 2,6 euros. Esto, bajo mi punto de vista, es un regalo.
Satisfacción plena, sorpresa continuada. Además nos comenta que cambia la carta a menudo con lo que la vuelta está más que asegurada. Espero y confío en el éxito de este local. Meterse en este mundo con los tiempos que corren…… pero si es por el boca a boca creo que os irá bien. Un verdadero placer.
Para ver las fotos: http://gastiondo.blogspot.com.es/
Vistos los platos debo reconocer que el Placet fue una notable elección. Aisssss ese risotto, menuda pinta hace!!!
Por cierto, el precio me parece de cachondeo...
Buena crónica Jon Ander
Pues mira tú por donde que fue quizás el plato que menos me impresionó. Quizás por ser el más "habitual". El vino..... co-jonudo. Gracias Javi.
Todo es muy atractivo... incluido el precio ;-) Lastima que no tuviesen PX. El vino me lo apunto, pues no lo conocía y parece muy interesante.
A seguir disfrutando...
Un saludo
Joan
Menos mal que Javi (Valencia) y tú me animáis porque lo que es con estos "amigos" que tengo por aquí..... Siempre ando pensando que seguro que me tiran alguna pulla a cuenta del vino. :-) Y yo en mi completa ignorancia pues ahí le ando, probando todo lo que cae en mis manos. Pero: ande yo caliente..... Un abrazo.
El precio sin vino es una auténtica vergüenza pero así tendría que haber muchos restaurantes, más gente saldría a comer y cenar.
Cómo te pones con los blancos ...
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