Estuve este fin de semana en Colibrí, recomendado por la gente de La Peninsular, que ya he articulado en otra ocasión. La verdad es que estuvo a la altura de las espectativas con las que fui. Es un local precioso. Está situado en una placeta entre dos calles, alegrando toda la esquina con una terraza simpatiquísima. Es un gastrobar que está abierto completamente; había un ambientazo increíble. Fuimos con la idea de tomar unas birras pero nos sugirieron alguno de sus vinos y cavas. Fué un acierto. Tomamos un excelente vino blanco Rueda, el Palomo Cojo, que fue el aliado perfecto para unas anchoas del Cantábrico que nos tomamos y un salmón marinado al vodka. También probamos un Montecillo Reserva para el rabo de toro. La verdad es que muy correcto.
De postre pà amb oli i xocolata y un shot de vodka Poliakov bien frio.
Gran experiencia.