Ha empeorado
La decoración ha cambiado. Han desaparecido los dibujos de las paredes. Ahora se ve desangelado. Local lleno debido a que en La Farga se celebraba el Salón del Cine y las Series. Servicio lento: una señora mayor va a su bola y un camarero que se mueve como pollo sin cabeza. La carta ha cambiado hacia platos más... sencillos, por ser políticamente correcto. A pesar de comer a la carta, no nos ofrecieron carta de vinos, ni la pedimos.
Almuerzo dominguero para dos, aprovechando que visitamos el salón. Empezamos con un par de platos para compartir:
- Patatas bravas (6,50€) - Presentadas en una pizarra. Patatas correctas. Salsa ketchup de bote y allioli correcto.
- Ensalada de pollo y piña (7,50€) - Bien.
Como platos principales, por llamarlos de algún modo:
- Calamares a la andaluza (9,50€) - Rebozados con panko o algo similar, de textura granulosa. Desagradables, aunque tiernos. Ni limón, ni mahonesa para acompañarlos. Insípidos.
- Hamburguesa pita barbacoa (8,60€) - Carne de cerdo deshilachada dentro de pan de pita. Eso no es una hamburguesa para mí. Mi hijo no daba crédito...
La señora que hacía de camarera quiso endosarnos la ensalada de queso de cabra de la mesa de al lado diciéndonos que era la que habíamos pedido nosotros. Menos mal que los comensales de la mesa de al lado le dijeron que era para ellos... Lamentable.
Para beber, a pesar de que yo pedí Coca Cola Zero, ambos tomamos una cola normal. Después de un cuarto de hora esperando y con los primeros en la mesa desde hacía unos minutos, no tuve coraje para reclamar.
O han cambiado de dueños o de cocinero o de estilo de negocio o todo a la vez. La cuestión es que se me han quitado las ganas de volver.