Un local que practica una cocina clásica que funciona bien pero el local se ha convertido en una especie de ratonera. Las mesas no pueden estar más juntas, ser más pequeñas y las sillas más estrechas para que quepa más gente, porque es necesario ya que se llena y se doblan mesas, incluso las mesas de la acera, en un día poco apetecible, están al completo. Ésto además obliga a mantener la puerta abierta, a pesar de que hay mesas delante de la misma puerta.
Es verdad que los precios han subido solo un 10% desde antes de la pandemia y que hay un opción de menú por 14.90€ en días laborables, con entrante, principal y postre en el centro de la ciudad, con buen servicio en sala y con una calidad superior a la media de estos planteamientos, pero ... estás deseando irte.
No ha cambiado el tema de mesas sin mantel, copas, vajilla, etc.
La carta de comidas es corta y contiene varios entrantes y principales con algunos postres. La carta de vinos sigue siendo muy corta aunque los precios aquí si se han actualizado a otro ritmo. Solo un par de opciones por copas; tomamos una mediana de agua sin gas y una copa de Altos Ibéricos crianza 2020, un tinto de Rioja (3.90€) -vale 8€ la botella en internet- sin que me dieran a elegir la otra opción; al menos lo sirvieron en mesa y en dosis más que buena.
Para comer compartimos entrantes y el postre ¿? -ésto no lo entendí-; el principal servido de forma individual. A saber:
. ensaladilla Guitxan: emblema de la casa y la verdad es que estaba buena con todo muy troceado y unido por una buena mayonesa más unos colines decorativos; ración algo corta para compartir.
. croquetas de jamón con setas y trufa: una croqueta por persona, buen tamaño con forma alargada, buen crujiente exterior y melosidad interior, con buen sabor.
. cachopo con salsa tártar y patatas panaderas x 2: buen rebozado exterior aunque algo grueso en los bordes, interior completo en buena cantidad y bien preparado; acompaña con formato de helado la salsa tártara semisolidificada y demasiado potente, más unas lonchas finas de patatas panaderas.
. coca de cerveza con pesto, tomate fresco y anchoa: buena presencia con una base a modo de bandeja, con tomate fresco hecho en mini taquitos, bien la anchoa; el problema es comerlo, porque los daditos de tomate se caen por todas partes al morder la base; bien de sabor. Hubo que reclamarla por despiste y nos vino después del principal.
. torrija de brioche caramelizada con helado casero de dulce de leche: en realidad la torrija en una loncha de pan bimbo que había que compartir (sigo sin entenderlo) a cucharadas; bien preparada con leche y caramelizada, más el helado, se nos convirtió en un postre super dulce.
No había cremaet, así que no hubo tampoco cafés.
ensaladilla
croquetas
cocas
cachopo
postre
Unas pocas mesas menos daría otro entorno, pero resta beneficios porque está todo lleno.
Saludos
En los días de mercado ya sí que es imposible.
Saludos
Eso también es verdad, pero...
Saludos
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