Restaurante Restaurante Hotel Hoyuela en Santander
Restaurante Hotel Hoyuela
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
35,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
35 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
4.5
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
5.0
Comida COMIDA
4.0
Precio medio entorno ENTORNO
5.0
RCP CALIDAD-PRECIO
4.0
Opiniones de Restaurante Hotel Hoyuela
OPINIONES
2

Cinco personas a la mesa y nos decidimos por el Menú Piquio.

Mesa bien vestida, hace fresco por el aire acondicionado (se agradece, fuera aprieta el sol), servicio amable y correcto.

Aperitivo (fuera de menú) de unos cuencos de zamburiñas con una besamel con cebolla y pequeñísimos trozos de la propia zamburiña.

Jamón de Guijuelo acompañado de pan con tomate. Bien el jamón (aunque cortado a maquina) con buen color e infiltración. Excelente el pan, sucado de tomate y tostado por una sola cara.

Rabas. Buenas. Crujientes y sin apenas rastro de grasa.

Tres personas optamos por arroz del señorito. Malo. Soso, con pésimas gambas de esas chinas que se venden por bolsas, langostinos indignos de ese nombre y algo de calamar. Sin fondo trabajado que le diese sabor.

Dos personas optaron por fideua ciega que no probé. Mala. El fideo más parecía un spaguetti y el "marisco" que acompañaba el plato era el mismo que el del arroz.

Al llegar a los postres nos mandan a un salón anexo (¿?) en el que hay un buffet con tartas surtidas, frutas y algo parecido a un arroz con leche. Sin frío que lo conservase, opté por una tarta de chocolate de buen sabor y mala textura (seca). Los demás comensales tomaron sus escasos postres sin cara de satisfacción.

Como el vino del menú no nos apetecía pedimos un Albariño Sin Palabras. Rico, amarillo más cobrizo que pajizo, cítrico, fresco.

Cafés correctos.

Nos fueron facturadas las dos botellas (13,50 c/u) sin hacer ningún descuento por haber renunciado al vino del menú. Normal en algunos sitios, no en otros, en los que se suele cobrar la diferencia.

En las valoraciones de la comida habría que poner un siete al jamón, otro a las rabas y un ocho al pan con tomate. Del arroz, la fideua y los postres, mejor no hablamos.

Me sigue pareciendo que el único hotel de Santander donde se puede comer bien es en el Chiqui.

Restaurante del hotel del mismo nombre, ubicado en pleno corazón del Sardinero, frente a la primera playa y junto al Casino.

Se trataba de un encuentro de cata maridaje con vinos del grupo Freixenet y cafés Dromedario.

Enumero el menú y el maridaje y luego os comento:

- Jamón ibérico gran reserva DO Guijuelo y terrina de foie de nuestra elaboración – Freixenet malvasía 2001.
- Fideuá del señorito (marisco pelado)- Freixenet Reserva Real.
- Lomo de merluza a la plancha con tomate raff- Agnus Dei albariño 2012
- Escalopines de solomillo rebozados y nuestra salsa Demiglass- Nauta crianza 2009
- Helado de Kinder bueno- Freixenet Elyssia pinot Noir rosado
- Café de Guatemala Huehuetenango- Marc de cava.

Asi leído tiene una buena pinta.

Los vinos, a la mayoría les conocía, salvo el albariño, al nivel esperado, son vinos que no estarán en un primer nivel de los de su tipo pero nunca bajan de un notable en mi opinión. Curioso como siempre el malvasía, muy bueno el Reserva Real y esperaba más del albariño.

El café, excelente, presentado primero solo y luego en tipo cappuccino, me gustó más en la primera presentación.

La comida no me gustó y os lo explico:

El primer plato ya me causo sorpresa, pues esperando un ibérico DO Guijuelo, me esperaba otra presentación, y este vino cortado a máquina (lo cual puede ser discutible), en largas lonchas y sin vetado e infiltración. El foie presentado sobre una pequeña hoja de lechuga y sin tener fuerza ni sabor.

La Fideuá, se presento en una especie de cuencos alargados, con una diferencias evidentes de cantidad entre unos comensales y otros, al menos entre el mío y mi acompañante, uno cargado de gambas y el otro de trozos de calamar.

La merluza resulto aprobada.

El solomillo, con una rebozado o cobertura como si fuese solo de harina, con una textura que no me pareció de solomillo de nivel (quizás no sé yo apreciarlo) acompañado de una patatas de tipio redonditas, que tanto abundan en cierto tipos de menú concertados, y algo de verdura.

El postre, sabía a Cola Cao y nada más.

El precio de lo que se pago fue de 35 euros comensal. Quizás esté yo confundido, pero ese precio entiendo que se refería solo a lo comido.

Servicio diligente, el entorno de tipo clásico con altos techos, pero a pesar de ello el ruido era muy alto, aunque el comedir no estaba al total de ocupación.

Comentario:

Siguiendo la teoría de nuestro compañero Jerónimo, tengo la idea que en general los hoteles son para dormir y no para comer a partir de cierto nivel.

En esta caso ante el maridaje, esperaba que su cocina estuviese al nivel de los pretendido, pues en general entiendo que los comensales que acuden a estos actos ya tiene un cierto nivel, no solo enológico, también gastronómico en el sentido estricto.

Entiendo que todas la cocinas tiene un mal día, pero aquí me dio la sensación de que no había pretensiones de mas, al menos ese día.

He dudado en colgar el comentario o no, pero hoy por una seria de circunstancias he leído que organizan jornadas gastronómicas y no solo actos de celebraciones, y ante ello os comento este caso.

No puntuaré, pues vuelvo a repetir, ha sido solo una ocasión, el precio estaba pactado y el vino iba de otra manera.

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