Magnífico

Mi primera experiencia en Joaquín Schmidt, y salgo encantado.

Clásico menú 2x1 de los primeros martes de mes.

Llegaba al restaurante con ansiedad, jodido después de un día para olvidar (incluso me estaba planteando no ir de lo mal que estaba)... ha sido entrar en el local y sentirme bien: luces cálidas, libros, velas, decoración original... nada que ver con tanto restaurante cool y minimalista por el que los críticos beben los vientos.

Nos recibe Joaquín en persona, un tipo amable, afable y cercano.

Me sorprende que a las 9 de la noche el sitio está a reventar, con bullicio de gente conversando: un restaurante con vida.

Joaquín nos recomienda un Utiel-Requena que nos ha gustado mucho: Viña Castaro Crianza.

Además de las rosquilletas, las pipas, el aceite virgen extra y el tapenade, empezamos con una especie de puré líquido de coliflor con estragón (muy bueno), una sardina con salmorejo y polvo de kikos (deliciosa), una tortilla de patata gallega deconstruída (magnífica la textura del heuvo), un taco de bacalao delicioso y un trozo generoso de carrillera con una salsa cítrica que estaba para chuparse los dedos...

Para finalizar un vaso con fresas, yogurt griego al nitrógeno, regaliz y ralladura de lima. Tremendo.

Y dos trufas caseras que han volado del plato.

Para acabar, un par de infusiones de la casa con miel. Muy buenas.

En la descripción de los platos he sido un poco conciso porque me he dejado mogollón de ingredientes (Joaquín nos lo ha explicado todo de cabo a rabo y ha sido mucho más explícito, pero no recuerdo todo. Me ha gustado eso de no saber exactamente qué estás comiendo y que él te saque de dudas al final).

Los platos estaban deliciosos, pero si tuviera que destacar algo es el buen rollo que se respira en Joaquín Schmidt, lo bien que te sientes desde que entras, la amabilidad tanto del propietario como del servicio, la atención constante que en ningún momento agobia ni se hace pesada.

Entre plato y plato, entraba un actor amigo de la casa para recitar poemas y leer fragmentos de libros relacionados con el buen comer. Ha sido un auténtico puntazo, me ha encantado.

Poco más que decir. Volveré una y otra vez, porque en Joaquín Schmidt me he sentido como entre amigos, y era le primera vez que iba. Da gusto que haya locales como éste en Valencia.

No puedo sino recomendarlo. Al final, dos personas con una botella de vino e infusiones hemos salido por 73 euros, IVA incluído. Un regalo.

Un 10 para Joaquín y compañía.

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