El otro día, unos clientes me aconsejaron visitar el que puede ser uno de los mejores restaurants en Doha. Consulté en internet y todas las referencias hacían mención de la calidad de su comida, del servicio y del entorno. Así es que esta tarde no dudé en coger un taxi y acercarme al imponente edificio de estilo victoriano Hotel Grand Heritage (5*), a probar su restaurante de cocina otomana. La verdad es que al final salí bastante decepcionado ante las expectativas creadas. La cocina no está a la altura del entorno.

Salón amplio y con las mesas muy separadas. Ambiente muy elegante sin llegar a tener una decoración excesivamente recargada. También dispone de una preciosa terraza frente a los jardines, pero en estas fechas las noches son demasiado frescas en Doha. Mesas perfectamente vestidas y sillones comodísimos.

El mejor servicio en sala que he conocido en Doha es el de este restaurante: profesionalidad. El maitre se mostró muy atento durante toda la cena y tuvo más de un detalle conmigo.

Carta con platos de la gastronomía tradicional turca, presentada en una tablet con fotografías de todos los platos del menú así como de su composición. No es demasiado larga, pero prácticamente todo entra por los ojos (la tablet hace muy bien esa función). Como leí en internet y luego pude comprobar, muchos platos de la cocina tradicional turca son revisados y presentados de una forma más moderna.

Como detalles de la casa, un refrescante chupito de zumo de limón con menta. Poco después pusieron, junto a la cestita de panes, mantequilla y un tapenade olivas negras.

Cena para una persona:

- Kisir: Entrante tradicional turco que viene a ser una ensalada de bulgur (granos de trigo cocidos y troceados), pasta de tomate natural, pepino, cebolla, perejil, ajo, pimienta, un poco de zumo de limón y aceite. Se pican muy finamente todos los ingredientes y se mezclan, recordando en parte a la ensalada libanesa tabouleh. La mezcla se presentó sobre hojas de cogollos. Sencillo pero me resultó muy agradable de comer.

- Düğün çorbası: Se trata de un plato muy antiguo procedente de Anatolia y que se lo conoce como sopa de las bodas. Básicamente es una sopa de cordero elaborada con el caldo de la cocción del cordero, harina, yemas de huevo y zumo de limón (sin embargo aquí mezclan el caldo con yogurt para espesar la sopa). Además llevaba trocitos de cordero, garbanzos y alguna hoja de menta. Pues a lo tonto, fue el plato de la noche. Riquísima.

- Kuzu incik: Literalmente significa espalda de cordero. En este restaurante, se guisa a fuego lento y se presenta sobre una cama de puré de berenjena, pimienta y sal. El cordero vino ya deshuesado, tierno y con buen sabor. Lo que me resultó excesivamente sabroso fue el puré.

- Kaimakli künefe: Variante turca del kanafeh libanés. Un postre servido muy caliente poniendo queso entre dos capas crujientes de kadayif (fideos cortos y dulces). Se añade un poco de almíbar y se termina poniendo encima kaymak (parecido a la nata montada). Malo de solemnidad este postre. Difícil de cortar y duro de masticar. Como el maitre vió que no me lo comía, me ofreció cambiarlo por otro postre. Pero ya cuando uno está mosqueado, pues como que ya no apetece. Luego comprobé que no cargaron en la cuenta el postre, Finalmente me invitó a un buen té negro.

No hay oferta de bebidas alcohólicas en este hotel, por lo que no puntúo el servicio del vino. Solo tomé agua y una bebida muy refrescante y rica que se llama ayran (mezcla de yogurt de oveja, agua, sal y, en este caso, infusión de menta).

Precio total: 57.00€ (inc. tasas y la bebida; no incluye el postre que al final no me cobraron)

Nota: El precio por persona indicado es lo que estimo que costaría comer en este local con tasas y servicio incluidos y sin bebidas