Parada y fonda entre montañas

Restaurante situado en una zona desconocida para los circuitos de turismo masificado. La Hornera de Bernardo se encuentra ubicada en Ventanilla, pequeño pueblo de montaña cercano a Cervera de Pisuerga, enclavado en las primeras estribaciones que dan acceso a la zona más escarpada y espectacular de la Montaña Palentina. Al igual que la catedral de Palencia, puede decirse de esta zona de alta montaña que es la “bella desconocida”. Ensombrecida por los cercanos Picos de Europa que acaparan todo el protagonismo, dos de las cumbres más emblemáticas de la Montaña Palentina, Curavacas y Peña Prieta, dejan “pequeño” al pico más conocido de la cordillera vecina, Pico Urriellu (Naranjo de Bulnes). Sin olvidar al mítico Espigüete, un poquito más bajo que los anteriores pero el más temido de todos debido a sus verticales paredes de piedra caliza, resbaladizas como el cristal que tantas vidas de montañeros experimentados se han cobrado.

Tras habernos adentrado varios kilómetros por la denominada “Ruta de los Pantanos” (carretera que parte de Cervera de Pisuerga y discurre sinuosa al borde de los numerosos embalses situados en la zona y desde la que se tiene una vista privilegiada de los “Grandes Picos”) hemos disfrutado como niños de la nieve que se acomoda en la zona durante esta época y hemos tenido además el privilegio de ver en primera línea buitres leonados y rebecos.
Con tanta aventura en el cuerpo, el hambre empieza a reclamarnos y comenzamos el camino de vuelta a la civilización. Tras conducir 15 kms sin cruzarnos con ningún vehículo y tras esquivar varios rebaños de vacas y manadas de caballos que pasean a sus anchas por la carretera, paramos casi por obligación en este restaurante, que es el único que encontramos abierto por la zona un día entre semana como hoy.

Situado en un alto junto a la carretera comarcal que corta literalmente el pequeño pueblo en dos, este restaurante es también Centro de Turismo Rural. Nos reciben amables sus propietarios, Raquel y Bernardo, quienes se muestran sorprendidos de nuestra llegada ya que no esperaban a nadie “forastero” un día como el de hoy…frío, miércoles y enero. Al ver tan poco movimiento, les preguntamos si dan de comer y nos dicen que sí, pero que al no esperar a nadie no tienen gran cosa.
Nos cantan lo que tienen y para nosotros es más que suficiente.

Nos acomodan en el comedor presidido por una estupenda chimenea, con paredes de piedra, con mesas y sillas de madera. Las paredes están ornamentadas con diversas cornamentas y cuadros que captan instantáneas de las grandes nevadas que sufre la zona. Estamos solos y así seguiremos hasta finalizar la comida; veo a Bernardo apresurarse a encender la leña de la chimenea y hace gala de su destreza ya que en pocos minutos el comedor comienza a coger una estupenda temperatura…empiezo a sentirme en casa. (VER FOTO).

Nos comentan que solo les queda dos raciones de fabes y otras dos de garbanzos con berza, también tienen pasta recién hecha a la carbonara.
Decidimos que nos traigan primero las DOS RACIONES DE FABES, con intención después de ir a por los garbanzos si tal que se quedaran cortas.
Pues bien, con esas dos raciones comimos bien comidos los 4. Nos ponen el “perolo” en medio de la mesa y comenzamos a repartir…yo como dos platos, mi compañera uno y los peques otro cada uno…si es que aquí las raciones tienen otra medida. Las acompañan de un platito de guindillas. No voy a decir que sean las mejores fabes que he comido, pero sí diré que estaban bien buenas, con el caldo bien ligado, buena panceta, buen chorizo y buena morcilla. Se comieron solas. (VER FOTO)

De segundo, mi compañera que no estaba nada apetente ya que estaba medio constipada, no pidió nada. A mí me ofrecen LOMO IBÉRICO DE CERDO CON PATATAS FRITAS. Pues bien, me ponen 3 tajadas de un lomo casero, con ese color característico del buen lomo, acompañado por unas patatas fritas recién hechas…¡cómo estaba el lomo señores! Hacía años que no comía un lomo casero y me supo a gloria, carne prieta y sabor potente, de los de antes. No me esperaba en absoluto un lomo de esta calidad, pero en esta zona se trabaja con muy buena carne y esta fue una muestra de ello. Lo disfruté mucho. (VER FOTO).

Me resultaba curioso ver cómo mientras nosotros comíamos, Bernardo se preocupaba de dar también de comer a la chimenea para que no perdiera calor.

De postre, mi compañera un arroz con leche que estaba rico y yo una tarta de queso que también me gustó. Los peques disfrutaron de su helado de cucurucho como lo que son, niños.

El pan que acompañó la comida como es habitual, casero de la zona. Muy rico.

Para beber, agua para todos y para mí, una copa de vino. Me trajeron MARQUÉS DE CÁCERES, Crianza 2010 que es el que sirven en barra. Bernardo me deja sobre la mesa la botella para que me sirva lo que quiera, vamos…como si nos conociéramos de toda la vida. Al final cayeron 3 copas aunque en cuenta sólo se cobró una.

Terminamos con una infusión y un café cortado.

Y como guinda, invitación a chupitos de café, que al igual que con el vino, Bernardo dejó sobre la mesa la botella para que nos sirviéramos cuanto quisiéramos…es el estilo de la zona, generoso y franco, pero en esta ocasión no pude cometer más excesos ya que el coche me esperaba fuera y al segundo chupito ya me estaban poniendo caras raras.

El precio de lo degustado, pues 23 € (Iva incluido)…el precio de la atención y dedicación que tuvieron con nosotros Bernardo y Raquel, impagable. Tuve que ajustar con la propina las copas de vino no cobradas así como el detalle que tuvieron con los peques al salir.

Cocina sencilla, honesta, que nadie busque complicadas elaboraciones ni grandes protocolos. Trato cercano hasta el punto de hacerte sentir como en casa. Ideal para reponer fuerzas si se está por esta zona disfrutando de su naturaleza. Además, me comentan que los fines de semana y en temporada alta, tienen carne de potro y Carnes de Cervera que sin duda pasaré a probar.

Nos despedimos y al salir, se pasa obligatoriamente por la estupenda terraza cubierta que tiene el local, el frío es intenso, pero me imagino a mí mismo, allá bien entrada la primavera o en pleno verano, en esa misma terraza sentado disfrutando de un café o un buen combinado mientras dejo volar los pensamientos mirando hacia los espesos bosques de hayas que cubren todo el entorno. Este deseo no puede quedar sólo en eso…me digo, así que ya tengo excusa para una nueva visita cuando la climatología haga la terraza practicable.

  • Lomo ibérico con patatas fritas

    Lomo ibérico con patatas fritas

  • Fabes

    Fabes

  • Chimenea del comedor

    Chimenea del comedor

  1. #21

    Jotayb

    en respuesta a Bouquet55
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    ¡Gracias compañero!
    Un saludo

  2. #22

    Alberto.Freire

    en respuesta a Jotayb
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    Pues la verdad es que fui en una época que ya hacía frío, con lo cual no se podía disfrutar de la terraza, pero tuvieron la amabilidad de darme una habitación de las que dan hacia atrás y la vista es impresionante: montañas y un lago precioso.
    No creo que tenga que volver, al menos por trabajo, pero nunca se sabe ...

    Saludos!

  3. #23

    JoseRuiz

    Parece increíble que con esos precios, ¡ganen dinero!

  4. #24

    Jotayb

    en respuesta a Alberto.Freire
    Ver mensaje de Alberto.Freire

    El parador merece la pena por eso, las preciosas vistas que tiene...si algún día volviera para allá, no dudes en mandarme un privado y así optimizas la visita gastronómica y culturalmente ;-)

    Un saludo Alberto.

  5. #25

    Jotayb

    en respuesta a JoseRuiz
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    Hola Jose, la verdad que son precios de otra época pero por lo que veo son suficientes para seguir subsistiendo. Yo no me quejo para nada porque para "precios" ya tengo los de Bilbao ;-)

    Un saludo compañero.

  6. #26

    Joseangel

    Si no me avisas no me entero que habías visitado este establecimiento. Creo conocerlo, pero no he entrado en él. Me suena que está a la derecha de la carretera cuando pasas por el pueblo en dirección a Vidrieros. En esta localidad, y me parece que úbicado frente a La Hornera, hay otro local que, éste sí, he visitado en un par de ocasiones y cuyo nombre no recuerdo. Es un bar donde ponen también comidas. Todo lo que sirven es muy sencillo, sin complicaciones, pero es que cuando te mueves por estos ambientes es lo que el cuerpo y el alma parece que están pidiendo. Me apunto tu propuesta Juanjo y gracias por darme el aviso (ando muy liado últimamente y se me pasan muchas cosas interesantes)

  7. #27

    Jotayb

    en respuesta a Joseangel
    Ver mensaje de Joseangel

    Hola Joseangel, ya me parecía raro a mí que lo hubieras leído y no me hubieras puesto ningún comentario...no te preocupes que yo también tengo temporadas en las que no llego a todo ;-)
    Efectivamente, La Hornera es el que dices. Coincido contigo, en los restaurantes de esa zona estamos hablando de comida sin grandes pretensiones pero honesta. Cuando se baja del monte sabe más rica si cabe.
    El restaurante que dices creo que se llama Mesón Valle Estrecho. Las veces que he pasado lo he encontrado casi siempre cerrado, pero en cuanto tenga ocasión también lo probaré.

    Nos vemos en breve compañero :-))
    ¡Un saludo!

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