Restaurante que pertenece a la casa rural del mismo nombre y que sirvió para cambiar de año.
Local algo ruidoso, como la propia noche, con servicio especial por la celebración. Copas, vajillas, cambio de platos, servicio de vino, etc.. lo propio de esta noche y más en ámbito rural, donde prima más llegar a las campanadas con el deber cumplido, que otro tipo de planteamientos. Servicio muy voluntarioso y con ganas de agradar.
Mesa para doce. Entrantes al centro: jamón serrado básico, queso manchego aceptable. Pulpo con patatas y con una condimentación algo extraña que creo que era pimienta rosa, algo subida para el comensal medio pro que aún así, el pulpo estaba más que correcto. Gambas rayada de pequeño tamaño pero sabrosas y hechas a la plancha bien de punto, jugosas: lo mejor de la cena y en buena ración. Bacalao rebozado y con sofrito de cebolla pochada con pasas y piñones consiguiendo un plato muy agradable, bien de sabor y abundante ración.
De principales varias opciones ya elegidas con antelación: lubina de ración, media a la espalda (posible repetir) acompañada de la misma guarnición que todos los segundos platos: un par de alcahofas rebozadas muy buenas, un canutillo de pimiento verde relleno de puré de patata prescindible, y alguna verdura plancha más, con exceso de aceite. Otras opciones fueron cordero asado aceptable. Cochinillo que estaba bien cocida la carne pero la piel era goma pura (quizás por recalentar en horno) y la pieza era zona de poca carne.
De postre plato al centro de fruta (piña) y dulce (browni de chocolate, flan (bueno) con prescindible nata y chocolate caliente. Por supuesto las uvas para fin de año aunque sin dulces n mazapanes.
Para beber agua de litro y envase de cristal y el vino que hiciera falta de Pata Negra que resultó menos malo de lo esperado. Algo de sidra a petición nuestra y una botella (se quedó corto) de Blanc de Blancs brut muy correcto.
No es un día de fácil baremación ni en calidad, ni en servicio, ni en precio, pero es lo que hubo con el menú propuesto y aceptado.