Curioso

Como no me lo permite el listado de países, aclaro lo primero: es un restaurante Finlandés.
El local es un puntito kitsch pero agradable, le sobra un pelín de luz porque hay muchos espejos y domina el blanco.
El personal es muy educado , muy amable y aconseja bien, ya que la carta es un tanto desacostumbrada al tratarse de comida nórdica no muy conocida para nosotros.
Tienen una carta de vinos muy corta, pero pudimos tomar un buen vino (Museum Reserva) sin que estuviese "cargado" en el precio. Como aperitivo puedes tomar cava y cócteles: mi Dry Martini estuvo fenomenal y, aunque lo hicieron en coctelera, la copa, la temperatura , la ginebra y las proporciones fueron estupendas.
La mesas están bien vestidas y por su forma y distribución es un restaurante apto para comida de pareja y para pequeñas celebraciones, pero no creo que es buen sitio para niños.
La presentación de los platos es muy bonita, cuidada, los hay baratísimos y los que son mas caros, incluye productos de gran calidad.
Nos gustaron las tostas con queso, las albóndigas de alce y algo menos los pepinos rusos. Lo que fié mas sorprendente es la manera de preparar el salmón fresco, que en un plato que mezcla carne y pescado, iba acompañado de un solomillo buenísimo y excepcionalmente hecho. También remarcaría que el pollo Kiew eradelicioso y nunca pensé que un pollo podía estar tan bien hecho, ser tan jugoso sin ninguna salsa y convertirse en un plato muy rico.
El postre de chocolate también era muy bueno. El precio fue de lo mejor en comparación con el estupendo servicio y la calidad de lo que comimos.
Si, es difícil hacer comparaciones, es una comida especial, pero merece la pena, sabiéndo lo que nos encontraremos, una visita (o varias ).
Volveremos para probar el guisado de Reno ya que hay que encargarlo con 24-48 horas de antelación.