Un descubrimiento (al menos para nosotros). En este paseo en Playa Blanca conocíamos El Bodegón, pero poca cosa más interesante. Al cerrar el mencionado, buscamos otra opción, y nos decidimos por este. La terraza exterior tiene un par de mesas vacías, así que no llamaba mucho la atención. En el interior las cosas fueron diferentes, recomiendo comer en la ventana con las preciosas vistas al mar.

Es un restaurante para comer una buena carne o pescado presco del día.

La carta de vinos sin ser nada del otro mundo, si que tiene cosas interesantes: no en todos los restaurantes de Canarias tienen Emilio Moro o Abadía de Retuerta por ejemplo. Las dos veces que fuimos bebimos Ariana de bodegas El Grifo, porque de Lanzarote me parece el tinto más respetable.

Comimos en la dos visitas, unos estupendos huevos rotos con jamón: la patata cortada en dados, los huevos de corral, la cantidad de jamón abundante y de buena calidad, el plato lo terminan con aceite de trufa. Espectacular.

Unas deliciosas croquetas de ibérico, mucho sabor y cremosidad.

Dos raciones del mar, una de chipirones bastante buenos, muy tiernos, y otra de patas de pulpo plancha, bien.

Uno de los días yo probé un estupendo solomllo de buey, perfecto el punto de la carne, y el otro compartimos una pieza de lubina para dos, enorme, muy jugosa.

Postres poca historia, las dos veces le dimos al coulant servido con helado, rico.

A mi el que más me ha gustado en Lanzarote.