Restaurante Le Marrakchí en Marrakech
Restaurante Le Marrakchí
País:
Marruecos
Localidad:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
45,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
45 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
5.0
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
4.0
Comida COMIDA
5.0
Precio medio entorno ENTORNO
7.0
RCP CALIDAD-PRECIO
5.0
Opiniones de Le Marrakchí
OPINIONES
1

Mañana movidita: madrugón y, bajo una fina lluvia, a saco a por las Tumbas Saadíes, Palacio El Badí, Palacio Badía, coche de caballos hasta La Mamunia (aperitivo incluido), paseo por los Jardines de la Mezquita Koutoubia… y llegamos a nuestra “zona de confianza”, la plaza Jemaa el Fna.

No teníamos nada previsto para comer -sí para cenar- y como estábamos en la misma plaza y por fin había salido el sol, buscamos uno de los varios garitos con terraza que la bordean para disfrutar de una comida informal con esas vistas que se nos antojaban maravillosas.

Optamos por uno muy guiri pero que parecía tener la mejor terraza descubierta: el Café de France. Queríamos una cervecita y algo ligero para comer, y oye… Qué vistas, qué bien se estaba. El mobiliario cutre y sin ningún encanto, pero ¡qué bien! Solecito, vistas a la plaza…

MOOOOC: no hay cerveza, no hay alcohol. Oño! Es verdad!

Oye, fuimos incapaces de comer un día sin una triste cerveza o un chatico vino. Nos levantamos, con todo el dolor de nuestro corazón (de nuestros pies y de nuestras piernas) y ahuecamos el ala más rápido que deprisa.

Recordé que me habían comentado que el único que está en plena plaza que sirve alcohol era Le Marrakchí, que está al lado mismo del Café de France, del que hablaban mal de su RCP pero… cuando el hambre aprieta (más bien la sed, la sed selectiva si nos empeñamos en continuar especificando…)

“Oiga, ¿aquí es posible tomar alcohol?”. “Sí, no problema”. ¡Paaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaarrrrrrrriba! ¡Vamos, vamos!

No tiene nada que ver con el anterior. La planta superior, en la que nos acomodamos, es un ático con múltiples ventanillas que dan a Jenaa el Fna, no está descubierto. Pero por el contrario, la decoración está esmerada, es un espacio singular, curioso. Todo pequeños sillones burdeos-rosáceos con bordados negros, suelo de ladrillo de barro, paredes de colorido mosaico árabe, techos de oscura madera repujada… Cuando esté lleno debe ser un tanto asfixiante, pero estábamos casi solos, nos pusimos al fondo pegaditos a una ventana, la abrimos…

Con la primera cerveza (Casablanca, pero mis amigos San Miguel, en fin…) todos en silencio contemplando la palpitante, vibrante, vorágine de la plaza, su encanto… un almuecín llamó a la oración desde el minarete de una mezquita que estaba justo en frente. Su voz entraba acompañando al sol como encauzada por nuestra ventana… Y entonces nos dio por reflexionar: “Qué contrasentido, qué hipocresía. El muecín llamando a la oración en nuestras narices y nosotros bebiendo una birra cuando su religión lo prohíbe. Todo es cuestión de pasta. Se paga la licencia y punto”. Segunda reflexión: “¿Y por qué no lo hacen el resto de los garitos de la zona con el turismo que hay? ¿Porque no lo necesitan? ¿Por pasta? ¿Por convicción religiosa?” ¡Olalá, ye ne se pá!

Le Marrakchi tiene una carta muy amplia, casi plenamente dedicada a la cocina marroquí, con algunos platos occidentalizados y otros pocos internacionales. No voy a decir lo que se pidieron mis amigos, no quiero hacer leña del árbol caído… jejeje

Mi selección:

Pastilla au Pigeon. Me empeñaba yo en familiarizarme con este puntal de la gastronomía local, pero chico, tanta canela… Y mira que me gustan las especias, el picante, los contrastes dulces… Pero éste no lo acabo de pillar. El pichón, el relleno, estaba jugosísimo, y la pastela muy correcta, pero tanta canela…

Brochette mixte (poulet, boeuf, kefta, merguez). Aquí sí. Toma especias a tope. Una brochetita de pollo, otra de vacuno, otra de cordero (carne prensada tipo kebab) y la merguez, la salchicha esa que está por todos lados estilo chistorra. Muy buenos, oye. No sé si era el hambre o… Pero entraron de maravilla.

Pues no estuvo nada mal. Degustamos una cocina tradicional más cuidadita de lo habitual.

Otro rosadito marroquí (me gustaron, chico): Cuvée du Président Rosé 2012. Servido con bastantes carencias. ¡Pero teníamos vino!

Servicio bien uniformado, serio y rápido.

Pues será turístico, será caro, será nosecuantitos… pero hombre, hay tiempo pa tó, y un día merece la pena ir. Y si tienes suerte de que coincida con la llamada del almuecín…

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